De comer, basura: cuando las misiones en el espacio profunda dependen de nuestra capacidad para convertir residuos en comida

Hay dos cosas relacionadas con el espacio que siempre levantan pasiones: la comida y, esto, las necesidades fisiológicas. El proceso de fabricación de la comida liofilizadas o los detalles de cómo se recicla parte del agua de la orina dentro de la Estación Espacial Internacional son cosas de lo más curiosas. Sin embargo, son dos enormes problemas logísticos.

Subir comida y bajar basura de la ISS es relativamente sencillo: hacerlo en una misión tripulada a Marte es imposible. Por eso un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania están intentando convertir esos residuos en comida. Bienvenidos a la alta cocina del espacio sideral.

La solución a un enorme problema de gestión

De comer, basura: cuando las misiones en el espacio profunda dependen de nuestra capacidad para convertir residuos en comida «Lo siento, pero hoy me voy a comer a casa» – Foto: NASA

La comida y la basura ocuparían mucho espacio en misiones de este tipo. Un espacio que se podría aprovechar mejor en muchas otras cosas. «Imagínense si alguien fuera capaz de recuperar el 85 por ciento del carbono y el nitrógeno de los residuos sin tener que usar hidroponía o luz artificial», explicaba Cristopher House, profesor de geociencias de Penn State. «Eso sería un desarrollo fantástico para través del espacio profundo»

No solo porque se podría producir alimentos de forma sencilla y barata, sino porque se minimizaría el crecimiento de otros patógenos peligrosos. Así que House y su equipo se pusieron a trabajar en un sistema para «tratar simultáneamente los desechos de los astronautas y producimos una biomasa que es comestible».

«A los ricos microorganismos, oiga»

De comer, basura: cuando las misiones en el espacio profunda dependen de nuestra capacidad para convertir residuos en comida David Boca

“Es un poco extraño, pero el concepto sería un poco como Marmite o Vegemite donde estás comiendo plancha de sustancia microbiana”, reconoce House. Para testar la idea, los investigadores crearon un pequeño cilindro cerrado en el que los microbios podían descomponer los desechos anaeróbicamente, de forma muy parecida a como funciona el estómago humano.

En realidad, el procesado anaeróbico es algo que usamos comúnmente para tratar desechos. Es eficiente, sencillo y masivo. Lo novedoso de este enfoque es que utilizan un subproducto del proceso, el metano, para alimentar a microbios comestibles. Y hay varias opciones. Aptas para usarse sin problemas en la producción de alimentos nutritivos en el espacio profundo

La más segura es el Methylococcus capsulatus que se usa actualmente para alimentar algunos animales y contenían un 52 por ciento de proteínas y un 36 por ciento de grasas. Sin embargo, las condiciones de producción (sitios húmedos y calientes) pueden ser un foco da bacterias peligrosas. Buscando alternativas, encontraron microorganismos como la Halomonas desiderata crece en entornos muy alcalinos (15% de proteínas por un 7% de grasas) y la Thermus aquaticus crece a altas temperaturas (61 de proteínas por 16 de grasas).

Solo hay una cosa que decir ante esto: Bon appetit!

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Xataka

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Javier Jiménez

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