¿Quién era Heráclito de Éfeso?

Heráclito de Éfeso fue un personaje del que no se sabe a nivel personal demasiado. Nació sobre el 544 antes de Cristo y vivió en Éfeso hasta su muerte en el 484 antes de Cristo. Perteneciente a una familia aristocrática, no se llevaba demasiado bien con sus conciudadanos, según  los testimonios de sus contemporáneos o a fragmentos de su libro. A pesar de eso, ha pasado a la historia como un gran filósofo.

Pensamiento de Héraclito de Éfeso

Si pensamos en los contenidos fundamentales de su interpretación de la naturaleza, es posible destacar:

Su afirmación del cambio de la realidad. Para él el cosmos no lo hizo ningún dios u hombre, siempre fue, es y será fuego eterno. Pensaba que ese fuego se enciende y se extingue merced a la oposición de elementos contrarios, algo que interpreta como tensión o guerra entre los elementos.  Esa guerra se somete a una ley universal, el Logos, que se encarga de regular todo el movimiento de la realidad, llevándolo a la armonía y unificando de esta forma los elementos opuestos.

Heráclito pensaba que el mundo nos oferta una realidad que se somete al cambio, pero no es una idea original de él, pues todos los pensadores presocráticos la tenían. El propio Platón afirmaba que todo fluye y que no podemos bañarnos dos veces en el mismo río, como decía en sus diálogos. La consecuencia es que nada permanece.

Si que puede decirse que hay altas posibilidades de que Heráclito insistiese en la universalidad del cambio más que sus predecesores, pero analizando su obra, hay que darse cuenta de la insistencia que él puso en el tema.

Lo más probable es que Platón se dejase influir por las exageraciones sofísticas del siglo V y por las de los seguidores de Heráclito, como en el caso de Cratilo, que afirmaba que no era posible bañarse una vez en el mismo río, pero si que la posteridad ha terminado dando lugar a una imagen deformada de su pensamiento filosófico.

En el pensamiento de nuestro protagonista incidió Aristóteles, que terminó acusando a Heráclito de haber negado el principio de contradición, el cual dice que “Una cosa no puede ser ella misma y su contrario, en el mismo aspecto y al mismo tiempo”. cuando afirmó que los opuestos son “uno y lo mismo”.

Está claro que los fragmentos que conservamos de esa expresión de Heráclito lo que querían significar no era que fueran los mismos, sino que pertenecían a un único complejo o que no se encontraban separados en su esencia.

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