Qué es una expansión fiscal

Si sigues un poco la política de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, habrás oído insistentemente sobre expansión fiscal. ¿En qué consiste esta técnica y qué objetivos busca cumplir? Vamos a descubrirlo aquí, en este artículo.

Una expansión fiscal busca el aumento del gasto público a través de la disminución de los impuestos. Es decir, es una política que favorece que los ciudadanos tengan más dinero en su cuenta para gastar, de forma que provoca un aumento de precios manteniendo la producción de manera constante para que el estado ingrese más.

Este tipo de políticas fiscales originan un desplazamiento de la considerada como curva de DA hacia la derecha, es decir, lo ya comentado, aumentan los precios, disminuyen los impuestos y se mantiene la producción para subir el gasto público.

Así pues, el aumento de los precios permite que la oferta monetaria se contraiga. De esta forma, suben los tipos de interés, a la vez que se reduce la inversión. Es decir, el aumento de gasto público se compensa por medio de la citada bajada de inversión.

Más detalles sobre la expansión fiscal

Cuando se aumentan las partidas de gasto público dentro de un territorio concreto o en lo referente al presupuesto de un país, y se acompaña con bajada de impuestas en la misma zona, se supone que se obtienen beneficios para las arcas públicas.

No obstante, no siempre se une el aumento de gasto público a la bajada de impuestos. Ambas medidas, a veces, se implementan por separado. Todo depende de los objetivos que busque el estado.

Por lo general, este tipo de política se relaciona con el déficit fiscal, ya que el gasto público suele ser mayor que la recaudación impositiva del estado, por lo que el déficit presupuestario se eleva. Es decir, se destina más dinero a servicios públicos de lo que se recauda a través de los tributos.

Por eso, cuando se aplica una política fiscal expansiva, se pretende lograr una demanda agregada en aumento. Situaciones que es común observar en momentos de crisis económica, cuando se busca empujar el consumo de los contribuyentes para reactivar el movimiento del dinero.

No obstante, si nos remitimos a la historia, observamos que el abuso de este tipo de políticas fiscales puede acabar en el fenómeno conocido como inflación, capaz de aumentar el periodo de recesión. Pese a que a corto plazo puede disminuir el desempleo por los beneficios fiscales comunes y el aumento del consumo de bienes y servicios, también se lastran los recursos del estado a largo plazo para elevar el déficit fiscal.

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