Qué es la iridología

En el mundo de la salud y el tratamiento médico podemos encontrar un número de técnicas y materias enormes, algunas mucho más antiguas de lo que creemos. Algo parecido pasa con la iridología, descubierta hace siglos, pero muy desconocida para un buen número de personas, puesto que se trata de una materia de estudio por parte de lo que se conoce como medicina alternativa.

Esta materia que aquí nos ocupa se encarga de estudiar la relación que existe entre el iris y la tendencia del organismo para enfermar. O sea, que diagnostica alteraciones funcionales y disposiciones a través de signos hallados en el iris, como son las bandas, los relieves, las alteraciones del tejido, la zona en que se encuentra, etc.

Esta técnica, que también recibe el nombre de iriología, iriodiagnosis o iriodología, crea un mapa del iris a través del cual este se puede dividir en zonas correspondientes a diversas partes del cuerpo humano. Por medio de dicho mapa se supone que se ven una especie de ventanas que muestran el estado de salud de todo el organismo.

Hablamos de una técnica relativamente desconocida, pero que tiene muchos años de antigüedad. Según los estudios y los defensores de la materia, hace más de 3000 años que la humanidad practica esta forma de tratamiento y diagnóstico. Las primeras evidencias arqueológicas están datadas en la medicina primitiva de Asia, sobre todo en China y en India. También en el antiguo Egipto parecen haberse encontrado escritos al respecto.

Cómo se supone que te ayuda la iridología

A través de este método de diagnóstico se supone que se pueden conseguir importantes avances diagnósticos, lo que supuestamente beneficia al individuo y su estado físico. Eso sí, el análisis, según sus defensores, requiere de mucha pericia.

Por medio de un análisis del iris se pueden lograr diagnósticos para saber si el cuerpo tiene déficit en la asimilación de nutrientes, la ubicación de inflamaciones, la necesidad de probióticos, la cantidad de energía del cuerpo y el nivel circulatorio, la influencia entre órganos, el estado del sistema linfático, etc.

No obstante, también los defensores de la materia reconocen las limitaciones de diagnóstico del iris. Por ejemplo, no se puede saber el nivel de ácido úrico, colesterol o presión sanguínea, el nombre de una enfermedad específica, la correlación entre enfermedades y síntomas, las operaciones realizadas, etc.

Ya sabes en qué consiste esta técnica de medicina alternativa. Ahora, de ti depende si la crees o no, pero la ciencia no es precisamente su gran defensora.

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