¿Qué es el experimento de Milgram?

El experimento de Milgram se realizó con el fin de explicar algunos horrores que se produjeron en los campos de concentración de la segunda guerra mundial, donde los judíos, gitanos, eslavos, homosexuales y diversos enemigos del estado terminaron siendo masacrados por el régimen nazi.

Hacer lo que se te dice

En los juicios después de la Segunda Guerra Mundial, un buen número de criminales de guerra hicieron declaraciones donde aseveraban haber cumplido órdenes y que no podían considerarse responsables de sus actos. Había que saber si los alemanes eran tan malvados o simplemente obedecieron órdenes “y punto”.

¿Cómo se preparó el experimento de Stanley Milgram?

El psicólogo Stanley Milgram lo que hizo fue crear un “generador de descarga” eléctrica que tenía 30 interruptores, cada uno marcado con incrementos de 15 voltios, oscilando entre éstos y los 450 voltios. De la misma forma puso etiquetas que indicaban el nivel de descarga. El “generador de descarga” realmente era de mentira, solo producía sonido al pulsar los interruptores.

Lo que hicieron fue reclutar a 40 hombres por correo y un anuncio en el periódico. Ellos pensaban que participarían en un experimento sobre “la memoria y el aprendizaje”. En la prueba a cada uno se le informó que se le pagaría con ir y con independencia de lo que ocurriera después de la llegada.

Los sujetos conocieron  a un “experimentador”, la persona que dirigía el experimento y a otra persona que se le indicó como otro sujeto. Este era un cómplice que actuaba como sujeto. Los dos sacaron un papel para conocer quien sería “maestro” y “aprendiz. El sorteo era falso, pues el sujeto verdadero siempre iba a tener el papel de “maestro”.

El maestro, vio que el aprendiz estaba atado a una silla y contaba con electrodos. Al sujeto se le ubicó en otra habitación delante del generador de descarga sin que pudiese ver al aprendiz.

¿Cuál fue la pregunta de la investigación?

“¿Cuánto tiempo puede alguien seguir dando descargas a otra persona si se le dice que lo haga, incluso si creyera que se le pueden causar heridas graves?” (La variable dependiente).

Hay que acordarse de que los dos sujetos se han conocido y piensan que cada uno podría estar en el sitio del otro.

El experimento

El sujeto fue instruido para poder enseñar pares de palabras al aprendiz. Cuando el alumno cometía un error, al sujeto se le enseñaba para castigar al aprendiz por una descarga, cada error 15 voltios. El aprendiz nunca recibió las descargas, pero cuando pulsaba el interruptor se activaba un audio grabado antes.

Si llamaban al experimentador que estaba sentado en la misma habitación, él respondía con una provocación predefinida, pidiendo que continúe, al principio con voz más suave y después más autoritaria según el sujeto contactaba con el experimentador.  Cuando el sujeto preguntaba quién era responsable si le ocurría algo al aprendiz el experimentador respondía: “Yo soy responsable”. Lo que era un alivio para el sujeto y así muchos continuaban.

Obediencia a la Autoridad como conclusión

Antes de realizar el experimento, los expertos pensaban que entre el 1% y el 3% de los sujetos no dejarían de hacer las descargas. Al final fue un 65% el que no dejó de hacer las descargas. Ninguno se detuvo cuando el aprendiz dijo que tenía problemas cardíacos. Como podemos ver nuestro comportamiento casi innato es el que indica que debemos hacer lo que se nos dice, especialmente cuando las órdenes provienen de personas con autoridad.

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