Qué era el Gyrobus

El Gyrobus está basado en algunos de los inventos de principios del siglo XX. Utilizaba pesados volantes de inercia para almacenar y luego usar la energía que necesitaba para moverse.

La clave de su funcionamiento era que en ciertos puntos del recorrido debía detenerse y recargar un motor eléctrico que haría girar el volante de inercia. De esa forma acumulaba energía, que el Gyrobus usaría en el siguiente tramo, hasta la siguiente parada de recarga.

El primer Gyrobus

El primero de los Gyrobus se comenzó a fabricar en el año 1940 en Suiza. La casa Oerlikon fue la encargada de su diseño y de conseguir que el vehículo se moviera de manera silenciosa y pudiera transitar normalmente por las líneas convencionales de autobuses.

Una de las ventajas de este innovador sistema era que no necesitaba de ninguna infraestructura de conducción eléctrica. No necesitaba regirse por ningún tendido de cables y podía trasladarse libremente por las calles.

Los primeros modelos tenían incorporado un motor diesel que era utilizado para alimentar el giro del volante de inercia, que en esos tiempos alcanzaba unas tres mil revoluciones por minuto.

El volante de inercia tenía aproximadamente un metro y medio de diámetro y estaba colocado en una cámara en el centro del girobus. Se hacía vacío en la cámara o se inyectaba hidrógeno a muy baja presión para reducir el rozamiento.

Con el tiempo el sistema mejoró sensiblemente al eliminar el motor diesel y sustituirlo por una recarga periódica en estaciones o paradas. El Gyrobus, al detenerse, subía unos conectores que tenía sobre el techo y se conectaba a la red eléctrica de alto voltaje.

Las recargas eran muy breves y empleaban desde unos treinta segundos hasta unos 3 minutos de tiempo. Generalmente estas estaciones de recarga se establecían estratégicamente en paradas de alto tráfico urbano y se aprovechaba el tiempo del ascenso y descenso de pasajeros.

Aquellos viejos autobuses suizos conseguían recorrer hasta unos 6 kilómetros aprovechándose de la inercia generada por el volante. Eran autocares totalmente silenciosos, no contaminaban el ambiente, no usaban vías ni tampoco había necesidad de hacer tendido de cables.

En esos tiempos, plena Segunda Guerra Mundial, parecía que tendría mucho futuro debido a la escasez de combustibles. Terminada la guerra y a partir de los años cincuenta el autobús Gyrobus con volante de inercia comenzó su expansión y llegó a tener diversas líneas de pasajeros en Suiza. También consiguió establecerse en Kinshasa, actual República Democrática del Congo.

La tecnología del Gyrobus no está abandonada. Baterías cinéticas inventadas recientemente han conseguido una sensible mejora en el rendimiento y el sistema en su conjunto está en constante perfeccionamiento.

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