Perseidas: ¿Qué son las famosas Lágrimas de San Lorenzo?

¿Te gusta mirar al cielo nocturno y estrellado? Si es así, no te puedes perder cada año las famosas Perseidas, conocidas popularmente como las Lágrimas de San Lorenzo. ¿Sabes por qué se produce este fenómeno estelar? ¡Descubrámoslo!

Las Perseidas son en realidad una lluvia de meteoros o estrellas fugaces que suele ser visible cada año hacia la mitad del mes de agosto, concretamente, entre los días 11 y 13, aunque puede sufrir leves variaciones.

Sin embargo, aunque esta es la lluvia más conocida, y probablemente la más intensa, no es la única. Existen otras que se producen principalmente durante el verano, tal vez no tan célebres, pero igualmente interesantes.

Las Perseidas tienen su origen en las partículas que produce el cometa Swift-Tuttle. Cada año, cuando nuestro planeta cumple una vuelta completa de traslación alrededor del Sol, pasa por la zona en que dicho cometa ha dejado las nombradas partículas. De esta acumulación nace el origen de los meteoros que se observan en nuestro cielo como estrellas fugaces que ofrecen un brillo y movimiento único al entrar en la atmósfera terrestre.

Pero el nombre de Perseidas en realidad no tiene nada que ver con el fenómeno. Antaño se llamó así por coincidir en la zona del cielo donde se ubica la constelación de Perseo, pero no proviene de este alejado lugar del universo.

Evidentemente, tampoco tienen nada que ver con las lágrimas de San Lorenzo, que murió en la hoguera. Es cierto que su día se celebra el 10 de agosto, de ahí que se asocien a su historia. Esta tradición y nombre provienen de la Edad Media y Renacimiento.

Cómo observar las Perseidas

Si te apetece observar cada mes de agosto este fenómeno astronómico, lo primero que tienes que hacer es alejarte de los núcleos urbanos. De esta forma evitas la contaminación lumínica y verás el cielo mucho más despejado y limpio. En ciudad únicamente se observan los meteoros más brillantes, pero la mayoría son débiles, por lo que el fenómeno pierde mucho encanto.

También es importante que coincida con una noche sin Luna, o que no se vea esta muy brillante. De otra manera, también impedirá que se observen con claridad las estrellas fugaces de menor magnitud.

Finalmente, no tienes que mirar a ningún lugar en particular o poseer telescopio o prismáticos. Simplemente observando el cielo nocturno verás los meteoros que aparecen y desaparecen con su característica estela. Deja que tu vista se acostumbre a la oscuridad, acomódate en una tumbona y busca un lugar alejado de la ciudad. El universo hará el resto.

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