OPINION: Reencontrarse a si mismo 

He dedicado los últimos A rajatabla a ofrecer pinceladas sobre la historia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con énfasis en su  primigenia composición social y en el tipo de organización que quiso desarrollar su fundador y líder. No espero concitar atención, simplemente abordo sobre el propósito que albergo Juan Bosch en tan trascendente  empresa política.

No creo que el PLD se ha  apartado de los lineamientos  esenciales del pensamiento bochista, como tampoco me atrevo a afirmar que lo sigue a pie de letra; lo que creo es que  el partido oficial no ejerce a plenitud su rol de conductor y gerente del proceso de transformación de la sociedad dominicana.

Para poder cumplir con esa tarea, que sería la misma  encomendada por Bosch, de completar la obra inconclusa de Duarte, el PLD tendría que retomar el control del hilo social que lo uniría con los distintos sectores de clases que requieren con mayor vehemencia de una sociedad más justa y equitativa.

El PLD tiene primero que reencontrarse a sí mismo, consciente su liderazgo y dirigencia de que no es posible volver a  bañarse en el rio boschista de hace 44 años, pero sí de abrevar en sus aguas limpias y tempestuosas que riegan y fertilizan las praderas que deben ser sembradas y cultivadas de progreso e igualdad de oportunidades.

Los gobiernos del PLD han ayudado a transformar a la sociedad y a la economía dominicana, cuyo Producto  Bruto Interno (PIB)  ha aumentado en sus gestiones  de  menos de 15 mil millones de dólares, en 1996, a más de 76 mil millones, en 2018, con un crecimiento promedio  sobre un 6%.

Los casi cinco gobiernos del PLD han motorizado la transformación de las estructuras jurídico política del Estado y ejecutado el más extraordinario programa de construcción vial, de escuelas, y hospitales y que ha  ejecutado políticas  de redistribución del Ingreso Publico que han impactado sobre la disminución de la pobreza.

En la medida que la sociedad  crece y se  desarrolla,  que los diferentes sectores de clase se movilizan en términos ascendentes, se produce un extraño proceso de alejamiento o desconexión del PLD con su amplia base social y razón de ser,  encabezada en primer término por la pequeña burguesía, los trabajadores y la clase media.

El día que ajusticiaron a Trujillo, el PBI nacional  ascendía a menos de tres mil millones de dólares, cantidad que  se multiplica hoy por 25,  de la que  durante los gobierno peledesistas  se incrementó en más de US$ 50 mil millones, por lo que en justicia debe  admitirse que  los periodos del PLD han sido los de mayor crecimiento y desarrollo social.

Aun así, ese partido no puede ufanarse en afirmar que  se afana en  completar la obra inconclusa de Duarte, porque para eso se requiere  que vuelva a conectarse con el ADN social, lo que le devolvería el honroso rol de partido de liberación nacional.

El pueblo de Juan Bosch no perdonaría nunca al liderazgo  peledeistas que por  desmedidas ambiciones, resabios individualistas o grupales y carencia de visión política, salgan del Poder sin recuperar la esencia boschista y adaptarla plenamente  a la realidad social, política y económica de hoy. Que nadie alegue ignorancia.

 

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