OPINION: Breve  historia de crisis en el PLD

La historia de purgas, expulsiones y  divisiones  en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha sido tan larga e intensa como la propia  su propia existencia con la peculiaridad de que la organización ha  sobrevivido a todos esos episodios, incluido el crack de 1978, cuando la mayoría de los dirigentes renunciaron al Partido.

A poco de nacer el PLD, después de la renuncia del profesor Juan Bosch y los miembros de la Comisión Permanente  del PRD, un miembro del Comité Político fue degradado  y otros expulsados por violación a los Métodos de Trabajo, el Disciplinario que todo peledeista debía  respetar a pie de letra.

La primera camada de dirigentes expulsados fueron aquellos que  se adhirieron a la consigna política del PRD “contra el retroceso Político”, que incluía al doctores Bienvenido Mejia y Mejia, Julio Ibarra Ríos, ambos fallecidos y creo que también a la doctora Milagros Ortiz Bosch.

Fui yo quien  le comunicó a un dirigente  ligado a o de esa corriente, que fungía como funcionario y profesor de la UASD, la noticia de que había sido expulsado del partido, encomienda que recibí del  propio profesor Juan Bosch, de quien fungía como  uno de sus mandaderos.

A Mejia y Mejia, don Juan le comunico su separación del Partido por vía telefónica, bajo el señalamiento  de  que el PLD era como una esposa que no aceptaba que su compañero  tuviera  “queridas”, en alusión a que  el jurisconsulto firmo un manifiesto publico  contra el retroceso político, documento patrocinado por el PRD.

Me acuerdo también de la salida de los hermanos Fiallo y de otros  dirigentes, que podrían  definirse como del  ala izquierda del Partido y  dueños de un  depurado planteamiento teórico sobre los temas de moda de “revolución” y “Liberación Nacional”.

El PLD se fortaleció enormemente con el ingreso a su seno de lo mejor de la izquierda histórica y académica, como los hermanos Ducoudray, auténticos patriotas, luchadores anti trujillistas y otros dirigentes del antiguo Partido Socialista Popular.

También ingresaron gente de gran valía como  Miguel Cocco, junto a un grupo de antiguos dirigentes  de los Corecato; Max Puig, Nelsida Marmolejos y muchos otros, cuyos nombres no recuerdo.

Hubo un grupo de renunciantes o expulsados, entre los que figuraban Vicente Bengoa, Nelsida, Rafael Espinal, Puig, que significo una  sensible baja en la calidad teórica  de la dirección política, sobre todo porque las posiciones más conservadoras ganaban espacio en la organización.

El PLD llego a tener en su seno lo mejor de la dirigencia sindical, de la izquierda no delirante, de la intelectualidad, de la dirigencia campesina, clase media y de la pequeña burguesía barrial,  razón por la cual   Bosch decía que la ideología no  sería garantía de unidad, sino la disciplina consciente promovida a través de los Métodos de Trabaja.

La gran división del PLD se produjo tras las elecciones de 1978, con la renuncia del secretario general, Antonio-Tonito- Abreu, Franklin Almeyda, Euclides Gutiérrez,  Emmanuel  Espinal, Félix Alburquerque y decenas de dirigentes y militantes. Después se produjo la expulsión del  doctor Rafael Alburquerque y  de un grupo de sus seguidores. La mayoría de  esos renunciantes o expulsados retornaron  a la organización.

Estoy entre los que advierten que  el PLD en el Gobierno no resistiría una  cruenta división que se crea promovida o alentada por su liderazgo mayor. Un crack mayor en el partido de Gobierno impactaría negativamente en la economía y la gobernanza, además de surtir un penoso retroceso político en todos los órdenes.

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