Vídeos macabros y mensajes funestos: juicio al inventor danés que descuartizó a una periodista en su submarino

20MINUTOS.ES

El juicio al inventor danés Peter Madsen por la muerte y descuartizamiento de la periodista sueca Kim Wall en su submarino ha superado su ecuador marcado por la endeblez de la tesis del acusado y la sucesión de detalles macabros.

El caso criminal más mediático de Dinamarca ha deteriorado aún más la imagen de quien hasta hace poco era un héroe popular por sus diseños de cohetes y sumergibles, que se rompió cuando empezaron a aparecer trozos del cadáver de Wall en el Báltico el pasado otoño.

En discos duros y en lo que se ha recuperado de su móvil hay textos sobre cómo ensartar objetos en órganos sexuales y vídeos, con apariencia real o animados, de mujeres decapitadas y torturadas.

Algunos solo han sido exhibidos al tribunal, no al público, pero su contenido extremo hizo que la jueza presionase al fiscal para limitar las proyecciones, mientras Madsen dice que los veía por curiosidad.

«Me afectó mucho cuando el fiscal los reprodujo, nunca los había visto así ni tantos seguidos. Ni quise mirar, me puse a dibujar», dijo el acusado este miércoles, en la séptima de las doce vistas programadas de un juicio que se espera tenga sentencia en un mes.

Reconoce que la descuartizó

Madsen sólo admite un delito de trato indecente con cadáver por descuartizar el cuerpo de Wall, algo que, sostiene, hizo enajenado horas después de que la mujer muriera de forma accidental, asfixiada por el monóxido de carbono emitido por el submarino mientras él estaba en cubierta.

Pero le falta credibilidad porque ha cambiado varias veces de versión y los forenses no han encontrado en el cadáver las quemaduras provocadas por el calentamiento del submarino que habría causado la emisión del gas.

Los análisis forenses apuntan a que varios cortes en los genitales fueron hechos cerca del momento de su muerte, no siete horas más tarde, como afirma Madsen.

La acusación -que pide cadena perpetua o prisión permanente revisable- sostiene que el crimen es de raíz sexual y fue planificado, que Madsen ató a Wall, la golpeó y la torturó antes de matarla.

Que el inventor llevase al submarino el día del crimen, el 10 de agosto, destornilladores de medio metro afilados, una sierra, cintas de sujeción y cuchillos parecen reforzar esa tesis, aunque varios excolaboradores suyos han dicho que su presencia en la nave podría deberse a otros motivos.

Aunque los testimonios de sus amantes descartan que fuera violento e incluso que estuviera interesado en prácticas sexuales extremas, los mensajes intercambiados con dos amigas en los días previos revelan detalles de aire funesto.

«Te ato y te atravieso con una lanza», «te ato en el Nautilus (su submarino)», «tengo listo un plan de homicidio que será placentero», escribe a una amiga que le pide que la «asuste».

Tampoco parecen beneficiarle las declaraciones de dos conocidos, a quienes presuntamente dijo que soñaba con el crimen perfecto -algo que también declaró en una entrevista- o que la bahía de Køge -al sur de Copenhague, donde aparecieron los restos de Wall- era el mejor sitio para ocultar un cadáver.

Las lagunas del relato de los forenses

A su favor juega en cambio que los forenses no hayan podido establecer con seguridad la causa de la muerte -que creen que fue por estrangulación o decapitación-, ya que la cabeza permaneció en una bolsa en el mar varias semanas hasta ser encontrada por la policía.

Madsen se ha mantenido en general entero durante lo que va de juicio y ha protagonizado varios choques con el fiscal, aunque este miércoles, por primera vez, lloró mientras declaraba.

Fue cuando explicó que el SMS que le mandó a su mujer, con la que mantenía una relación abierta, antes de la medianoche del 10 de agosto, según él justo después de la muerte de Wall, era una despedida antes de suicidarse. Horas más tarde, tras navegar sin rumbo y después de tirar el cadáver al mar, cambió de idea.

La periodista, por su parte, envió un último mensaje a su novio: «Estoy viva, por cierto. Ahora vamos a descender. Te quiero. (Madsen) ha traído café y galletas».

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