«Para las personas nacidas en los años 80 las desigualdades de ingresos son más importantes que para sus padres»

EFE

Jóvenes

La comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, la bosnia Dunja Mijatovic, ha pedido a los países miembros de la institución políticas activas de reducción de las desigualdades, que han aumentado en Europa en los últimos años.

Según un artículo del organismo, «las desigualdades no han dejado de crecer en Europa, tanto entre los países como en el interior de los mismos».

El 20% de la población más rico tiene cinco veces más de riqueza nacional que el 20% más pobre, según un informe del Banco de Desarrollo del Consejo de Europa citado en el artículo, en el que añade que «las regiones de Europa del sur y del centro-este son las más desiguales».

«Mientras que ciertos países de Europa central y oriental han comenzado recientemente a invertir la tendencia al alza de las desigualdades, en el sur de Europa no han parado de agravarse«, agrega.

El artículo indica que han disminuido las posibilidades de salir de las capas más pobres de la sociedad para integrar las de los más favorecidos.

La comisaria cita también un informe del Comité Europeo de Derechos Sociales que considera que la pobreza en Europa es «demasiado elevada» y que las medidas adoptadas para combatirla son «insuficientes».

«Las prestaciones de seguridad social son ampliamente inferiores al nivel de pobreza incluso teniendo en cuenta la asistencia social, que es demasiado débil», indica.

Agrega que «para las personas nacidas en los años 80 las desigualdades de ingresos son más importantes que para la generación de sus padres, que ya eran más importantes que las de la generación precedente».

Las desigualdades, señala, afectan especialmente a los niños, porque marcan de forma definitiva su recorrido vital. En ese sentido, indica que el porcentaje de niños amenazados por la pobreza en la Unión Europea ha aumentado para situarse en el 26,9 % en 2015.

Entre las recomendaciones a los países, la comisaria destaca la recolecta de datos precisos, la promoción de debates de orientación entre las personas más desfavorecidas, la promoción de acceso a sanidad, educación y vivienda para ellos o la inversión en los pobres.

Agrega que el debate sobre el subsidio universal, abierto en algunos países, «es legítimo» y no debe ser abandonado porque algunos lo consideren «utópico».

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