Países europeos aprueban legislaciones sobre violación que exigen al acusado prueba de que sí medió consentimiento

AMAYA LARRAÑETA

Suecia ultima una ley nueva por la que en el país, antes de que llegue el verano, se pasa a considerar delito el sexo sin consentimiento expreso. El Gobierno sueco ha propuesto que su código penal tilde de violación todas aquellas relaciones sexuales en las que no medie un «sí» expreso o no haya pruebas de participación activa por las dos partes, fruto del deseo mutuo.

«El sexo debe ser un acto voluntario. Si no es voluntario es ilegal», defendía en diciembre el primer ministro sueco Stefan Löfven. Dinamarca y Finlandia están pensando una modificación legal similar a la que ya ha aprobado la avanzada Islandia, que incluye una definición de violación basada en el consentimiento. A partir de ahora en Islandia ya no le preguntarán a un acusado «¿dijo ella que no quería?», sino que reformularán la pregunta a «¿Le dijo ella que sí expresamente?»

No solo Islandia y Suecia han legislado en los últimos meses o están a punto de legislar sobre violación. Reino Unido, Bélgica, Chipre, Luxemburgo o Alemania ya tienen definiciones de agresión sexual en sus códigos penales basadas en el consentimiento.

Aquí en España, tras la ola de protesta social por el fallo judicial que en el caso de La Manada de Sanfermines calificó los hechos de «abusos sexuales», el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá, anunciaba reformas del código penal «en semanas» para ajustar la legislación sobre los delitos sexuales, que data de 1995, a la realidad actual.

«En 23 años la sociedad ha cambiado mucho y, en particular, en el compromiso por el respeto y en la intransigencia contra la violencia, sobre todo contra la de género», señaló el ministro de Justicia en una entrevista televisiva.

Sin mayores precisiones de cómo se cambiará la ley, más allá de que se ha pedido a una comisión de expertos en derecho penal su opinión sobre la codificación, desde varios frentes piden al Gobierno la toma en consideración del nuevo pardigma, el que considera que ya no es suficiente el «no es no», sino que cabría que introducir la nueva máxima de que «en el sexo, solo un sí es sí».

Cómo reacciona la víctima de una violación

La definición legal de violación basada en la ausencia de consentimiento no es exactamente nueva, recuerda Amnistía Internacional. «Es una norma internacional reconocida» tanto en el Convenio de Estambul, el protocolo al que España está adherido para la prevención y la lucha contra la violencia hacia las mujeres, como por la CEDAW, el comité de la ONU para la eliminación de la Discriminación contra la Mujer.

Los jueces que condenaron a nueve años de prisión a La Manada reconocen probado que la joven no consintió, sino que se dejó hacer fruto del ‘shock’. Sin embargo no aprecian violencia e intimidación, dos criterios necesarios para considerar que unos abusos sexuales con penetración se puedan llamar agresión sexual (la antigua violación).

La exigencia de un consentimiento expreso se hace cada vez más necesario, después de que sucesivos estudios clínicos hayan probado que a menudo las mujeres optan, en la mayoría de los casos de forma inconsciente y como mecanismo de supervivencia, por la ‘sideración’, un estado de pasividad y de dejarse hacer para que la agresión pase cuanto antes. En Suecia, precisamente, un estudio clínico publicado el año pasado reveló que el 70% de las 298 supervivientes a una violación experimentaron «parálisis involuntaria» durante la agresión. En Francia los jueces que tienen que mediar en casos de violencia sexual reciben formación especializada sobre la ‘sideración’.

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