Muere el científico australiano David Goodall tras recibir la asistencia al suicidio en Suiza

20MINUTOS.ES / EFE

El científico australiano David Goodall, que llegó a Suiza para recibir asistencia al suicidio, ha fallecido sobre las 12.30 horas de este jueves después de que le fuese administrada una inyección letal. Así lo ha confirmado la organización Exit, que ha ayudado al botanista en esta decisión.

En sus últimos momentos, Goodall estuvo acompañado por sus nietos y por personal de Exit. El doctor Christian Weber fue el encargado de ponerle la cánula y él mismo giró la rueda que permitió que el líquido entrase en sus venas. El científico se quedó dormido y poco después, falleció. Tal y como había pedido, sonó la Novena Sinfonía de Beethoven.

En una conferencia de prensa dada este miércoles, Goodall dijo que esperaba que su «partida» hiciese que las cosas cambien en su país y se permita que las personas mayores puedan decidir cuándo y dónde desean morir.

Goodall, un reconocido botanista de 104 años que publicó extensamente en revistas científicas, se convirtió en un activista de la eutanasia, un acto que está prohibido en su país, con excepción de un estado, que lo ha legalizado recientemente pero de forma muy restringida y solo a partir del próximo año.

En su encuentro con los periodistas, el científico se mostró sorprendido del eco mediático que había recibido su caso. Goodall, quien no sufría ninguna enfermedad, dijo que hubiese preferido morir en Australia, donde intentó un suicidio fallido y posteriormente sufrió una caída que provocó un marcado declive de su estado físico. Después de esos episodios fue cuando decidió acudir a la organización Exit y viajar a Suiza para cumplir con su deseo.

Verse «aliviado»

«Es mi propia decisión. Quiero poner fin a mi vida y estoy agradecido de que esto sea posible en Suiza», declaró. El botanista señaló también que estaba perdiendo la vista y el oído, y que se alegraba de poder verse «aliviado» de todo ello.

Al llegar a Suiza este lunes a Goodall lo visitaron dos médicos —uno de ellos psiquiatra—, quienes aprobaron el acto de asistencia en el suicidio.

Según la organización Exit, el científico no fue el primer australiano que pidió ayuda al suicidio en Suiza desde que este servicio existe, pero los casos no son frecuentes debido a la duración y el coste del viaje.

En 2016, Goodall acaparó la atención de los medios australianos cuando la universidad en la que trabajó como investigador asociado honorífico le ordenó que dejara su oficina por considerarlo un riesgo para su propia seguridad. Tras su recurso, que contó con un gran apoyo de la opinión pública, la decisión fue revertida.

Este científico dejó solicitado que su cuerpo sea donado a la medicina y si no, que sus cenizas sean esparcidas. Él no deseaba ningún entierro ni ninguna ceremonia en su recuerdo; no creía en la vida después de la muerte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *