Más de 63.000 niños y adolescentes solos pidieron asilo en 2016 a la UE, que «no les protege como debe»

EUROPA PRESS

  • Así lo denuncia un informe de la Fundación Europea de Estudios Progresistas, redactado por expertos e investigadores de la Unesco.
  • Estos menores son el 5,3% de todos los solicitantes que registraron los Estados miembro, pero la respuesta que reciben es «profundamente inadecuada».
  • La mayoría de los que pidieron asilo ese año fueron varones que procedían de Afganistán (38%), Siria (19%), Irak (7%) y Eritrea (5%), según Eurostat.

El número de menores que llegan a la Unión Europea de otros países sin ningún adulto que les acompañe y que tienen necesidades de protección internacional «no ha parado de crecer» en los últimos años. Solo en 2016, pidieron asilo al menos 63.280 niños y adolescentes en esta situación, el 5,3% de todos los solicitantes que registraron los Estados miembro, pero la respuesta que reciben es «profundamente inadecuada».

Lo explica la experta en migraciones y asilo e investigadora asociada de la Cátedra Unesco en Población, Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Sapienza en Roma, Enza Roberta Petrillo, en un informe auspiciado por la Foundation for European Progressive Studies en el que concluye que «pese a esta alarmante tendencia, los solicitantes de asilo menores no acompañados todavía sufren en Europa y particularmente en Grecia e Italia, una protección inadecuada«.

Según señala, aunque estos niños a menudo son «invisibles en los datos y en las políticas», las cifras que ofrece Eurostat permiten observar que la mayoría de los que pidieron asilo en la UE en 2016 eran varones que procedían de Afganistán (38%), Siria (19%), Irak (7%) y Eritrea (5%). En total, dos tercios de los afganos y ocho de cada diez sirios presentaron la instancia en Alemania.

«Datos como estos revelan hechos flagrantes», señala la investigadora, para destacar que «el perfil social y económico de estos menores ofrece una fotografía fidedigna de la desigualdad en el mundo, pues la mayoría proceden de países frágiles y afectados por conflictos, con sistemas de bienestar débiles o ausentes y altos niveles de inseguridad y subdesarrollo».

Para la experta, no resulta sorprendente que la mayoría de estos chicos (68,9%) tengan entre 16 y 17 años, porque «consideran la migración como la única estrategia para encontrar protección y poder sostener a sus familias». Con esta motivación, los flujos han aumentado: Entre 2016 y 2017, el 70% de todos los niños entre 14 y 17 años llegados por el Mediterráneo Central a los que atendió la Organización Internacional de las Migraciones, habían hecho el viaje solos.

Pese al acuerdo entre la UE y Turquía en 2016, se observó la misma realidad en la zona este del Mediterráneo, pues según el mismo estudio de la OIM, el porcentaje de menores viajando solos se había incrementado «significativamente», pasando del 18% en 2016 al 55% en 2017, cosa que la investigadora atribuye a los problemas en Grecia, que acoge en la actualidad a unos 19.000 niños migrantes y refugiados de los que más de 3.150 están solos, y a quienes ofrece «estructuras inadecuadas, especialmente para menores».

«Condiciones inadecuadas de recepción, ausencia de información adaptada para los niños, un proceso de reubicación ineficiente, dispersión familiar y el miedo a la detención o la deportación están impulsando la huida silenciosa de estos menores del sistema de acogida de la UE, especialmente en Italia y Grecia», denuncia el informe.

Según explica, esta situación, junto al hecho de que «la ambición de la mayoría de los niños en movimiento es reencontrarse con sus familias y sus compatriotas en el norte de Europa, donde el desempleo es más bajo y el sistema de protección social, más amplio» está provocando que los menores se pongan en manos de los traficantes para seguir moviéndose, y acaban convertidos en víctimas de trata de seres humanos, abuso y explotación.

«La Unión Europea debería instar a los Estados miembro a superar su falta de solidaridad y expandir sus vías legales de inmigración, empezando por la reagrupación familiar», dice la experta, que incide en que todos los países europeos han firmado la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño que les obliga a buscar su interés superior, cosa que a su juicio no se está haciendo cuando se trata de menores que viajan solos y necesitan asilo.

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