Louis Vuitton, L’Oréal… Los grupos empresariales que harán donaciones millonarias para reconstruir Notre-Dame

20MINUTOS.ES

Notre-Dame

No se habían apagado aún las cenizas del incendio en la catedral de Notre-Dame y una lluvia de promesas de financiación, tanto de instituciones como de las mayores fortunas del país, ya trataba este martes de paliar la conmoción que sufren los franceses por uno de sus monumentos más queridos. En total se contabilizan hasta 750 millones de euros en compromisos de donación.

La familia de Bernard Arnault, la mayor fortuna de Francia y propietaria del grupo del lujo Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH), señaló en un comunicado que realizará «una donación de 200 millones de euros al fondo dedicado a la reconstrucción de esta obra arquitectónica, que forma parte de la Historia de Francia».

El anuncio de los Arnault respondía así al de la familia de François-Henri Pinault, otro de los grandes bolsillos de Francia, que cuando el incendio todavía no había sido sofocado, se comprometió a aportar 100 millones a través de su sociedad de inversiones Artemis.

No quiso quedarse atrás otra de las familias señeras del dinero galo, los Bettencourt-Meyers, dueños de L’Oréal, que pondrán otros 200 millones. En un nivel algo inferior, otros clanes como los Bouygues o los Decaux, que dan nombre a sendos grupos de telecomunicaciones y mobiliario urbano, se comprometieron a poner de sus bolsillos 10 y 20 millones respectivamente.

La petrolera Total pondrá, según dijo otros 100 millones. Quizá para poner en contexto esta euforia dadivosa, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de París, Christophe Girard, se aprestó a matizar que a esas donaciones habría que descontarles las desgravaciones fiscales que acarrean. Y ese dinero, argumentó Girard en la emisora France Info, serán los contribuyentes quienes lo aporten.

El debate sobre las exenciones para quienes quieran aportar en la reconstrucción ya se ha abierto. El ministro de Cultura, Franck Riester, baraja declarar Notre-Dame como ‘Tesoro nacional’, lo que garantizaría reducciones de impuestos de más del 60 % para empresas y particulares. Pero ni siquiera eso es seguro, ya que esa calificación se reserva normalmente para las obras que corren riesgo de salir del territorio francés. A primera vista, ese no parece el caso de la catedral parisina.

Con el fin de ordenar la previsible avalancha de contribuciones, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, propuso convocar una «conferencia internacional de donantes», que se celebraría en el Ayuntamiento. También se comprometió a que la institución que dirige contribuya con unos 50 millones de euros para los trabajos. Por su lado, la presidenta de la región parisina, Valérie Pécresse, anunció asimismo una donación de 10 millones de euros.

A todo ello habrá que sumarle las cantidades que los ciudadanos deseen aportar de su propio bolsillo tras el llamamiento de Macron a una colecta nacional, la Fundación del Patrimonio aseguró el martes a media tarde haber recaudado unos 14 millones de euros. Otras iniciativas de microfinanciación han surgido en internet, y organismos como la Liga de Fútbol Profesional ya han dicho que no permanecerán al margen del esfuerzo colectivo.

Pese a todos estos anuncios, que por el momento no pasan de ser promesas y buenas intenciones, es de prever que la mayor parte de la financiación de las obras se la lleve el Estado francés, propietario al fin y al cabo de la catedral.

Tajani propone que los eurodiputados donen su sueldo

Durante la mañana de este martes, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, ha propuesto a los diputados europeos que donasen su sueldo de ese día para contribuir a la causa. Si lo hicieran los 751 diputados de Estrasburgo, supondría aproximadamente 225.000 euros adicionales.

Tajani se ha referido al templo como «la primera catedral de su vida», y ha llamado a los parlamentarios a realizar esta donación como un símbolo de solidaridad y «un mensaje positivo» del parlamento europeo.

Macron anuncia una campaña de recogida de fondos

Por su parte, el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ha adelantado que su gobierno lanzará una campaña de recogida de fondos que mirará «más allá de las fronteras» de Francia, con vocación internacional, al tiempo que prometía en un improvisado discurso que «reconstruiremos la catedral entre todos».

Similarmente, otras campañas han comenzado ya a reunir donaciones, como la lanzada por Foundation du Patrimoine, una sociedad privada francesa que trata de proteger la herencia «natural y cultural» de Francia, la iniciada por la sociedad estadounidense French Heritage Society, o un buen número de iniciativas en plataformas de internet como JustGiving o GoFundMe creadas por distintos internautas.

Incluso, el gobierno de Japón, que este martes expresaba su apoyo al pueblo francés, ha revelado que considera enviar «apoyo» material al gobierno francés, tras calificar el incidente como «un dolor en nuestro corazón».

Una reconstrucción compleja

Por ahora no es posible determinar el coste de la restauración, ya que aún se desconoce el alcance del daño que haya podido sufrir la estructura. Afortunadamente, el edificio está exhaustivamente documentado, por lo que será posible realizar una reconstrucción muy precisa; a pesar de ello, los elementos de madera, hechos de roble de más de 700 años de antiguedad, se han perdido irremediablemente, y las técnicas de construcción empleadas hoy en día son muy diferentes de aquellas utilizadas anteriormente.

Por otro lado, y aunque las autoridades y la mayoría de expertos descartan que la fachada principal o las torres vayan a sufrir mayores daños, la estructura del edificio todavía podría verse deteriorada debido a las tensiones derivadas de las variaciones bruscas de temperatura. Sin embargo, los peritos aseguran que confían en la solidez del estilo gótico, que a menudo se construía teniendo en cuenta la posibilidad de daños como el que ha sufrido Notre Dame.

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