Los violadores de la menor marroquí, imputados con los cargos más graves

EFE

Imagen de la mano tatuada y quedama de la joven violada en Marruecos.

Los presuntos autores del secuestro, tortura y violación durante un mes de la menor marroquí Jadiya Aqrou, de 17 años de edad, fueron imputados este jueves en el Tribunal de Apelación de Beni Melal con algunos de los cargos más graves del Código Penal marroquí.

Jadiya denunció a quince jóvenes por retenerla durante dos meses en un olivar a las afueras del pueblo de Ulad Ayad, quemarla con cigarrillos, tatuarla con símbolos vejatorios y violarla repetidamente, a veces «vendiéndola» a desconocidos, hasta que pudo escapar. Once de esos jóvenes (el resto han huido) comparecieron este jueves ante el Juez de Instrucción Mohamed Ferhad, que tomó su filiación y les comunicó los cargos que pesan contra ellos, que pueden acarrearles decenas de años de prisión.

Los supuestos agresores están acusados de «formación de banda criminal», «secuestro y retención de una menor», «violación bajo amenaza de arma blanca con resultado de pérdida de virginidad», «tortura mediante quemaduras y tatuajes» y «trata«, entre otros cargos. Según el abogado de la denunciante, Yusef Chehbi, algunos negaron ante el juez todos los hechos, mientras que otros reconocieron que hubo una relación sexual, pero «consentida».

Chehbi advirtió de que Jadiya «no va a dejarse intimidar, está determinada a defenderse y reclamar sus derechos«. El letrado —uno de los cinco del equipo de defensa— se refería así al ambiente de la sala contigua a la que los acusados prestaban declaración, que estaba ocupada por padres, hermanos y amigos de los acusados llegados desde Ulad Ayad.

Jadira, escoltada por su padre

A Jadiya la escoltaban este jueves una cohorte de abogados y representantes de asociaciones de derechos humanos o feministas que se han movilizado en todo Marruecos para ayudarla, pero desde su pueblo solo su padre se desplazó para acompañarla en este trance. Con un vestido largo y un pañuelo negro en la cabeza, Jadiya se había cubierto con un guante negro la mano derecha, donde sus captores presuntamente le practicaron el tatuaje de una esvástica que tanto escándalo ha causado.

Conforme los acusados entraban en la oficina del juez, la tensión iba aumentando y los familiares de los jóvenes clamaban a gritos que todo eran mentiras y estaban siendo víctimas de una injusticia. La hermana de uno de los acusados gritó ante los periodistas: «Míralos, los tratan como si fueran terroristas del Daesh (Estado Islámico), cuando no han hecho nada. ¡Esa (Jadiya) se dedicaba a fumar y beber cerveza!».

Cuando concluyó esta vista preliminar y los abogados salieron a la calle para hacer declaraciones a los periodistas, todos esos familiares los rodearon a gritos de «Viva el Rey» y «¿Dónde está la Justicia?«, sin permitirles hablar con los reporteros llegados desde Rabat y Casablanca. Después partieron en manifestación espontánea por una calle de Beni Melal blandiendo fotos de Mohamed VI y reclamando la libertad de sus hijos.

Entretanto, Jadiya y su padre tuvieron que abandonar el tribunal por la puerta de atrás, para evitar encontrarse con sus vecinos, según explicó el abogado Chehbi. Mohamed, el padre de Jadiya (la mayor de cuatro hijos), afirmó que sus vecinos en Ulad Ayad le han presionado para retirar la denuncia, a lo que se negó tajantemente: «¿Acaso soy yo la víctima? Mi hija ha sido violada y deben pagar por ello», dijo muy sereno.

Nuevo juicio, el 10 de octubre

El proceso se va a retomar el próximo 10 de octubre, cuando el juez tenga en sus manos los resultados del examen médico forense, realizado ayer a Jadiya en Casablanca y que incluirá pruebas psicológicas y ginecológicas para determinar las secuelas de lo sucedido.

Además, este examen también incluirá unas pruebas dermatológicas después de que los jóvenes y sus familias hayan asegurado que los tatuajes de Jadiya, que tanto han dado que hablar, fueron practicados en su cuerpo voluntariamente mucho antes de los hechos juzgados.

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