Los españoles en Utrecht, entre el miedo y el desconcierto: «Si queremos salir es bajo nuestra responsabilidad»

CARMEN MACÍAS

Muerto en el ataque

La ciudad holandesa de Utrecht permanece a esta hora bajo alerta máxima por presunto ataque terrorista, así como el resto de regiones los Países Bajos tras el tiroteo perpetrado a las 10.45 en la ciudad, situada en el centro del país y que ha dejado por el momento a al menos tres muertos y nueve heridos. 

Mientras la policía trata de localizar al autor, las autoridades han solicitado a colegios, institutos y edificios universitarios que mantengan sus puertas cerradas y que nadie salga a la calle. Además, como medida de precaución, todas las mezquitas de la ciudad han sido evacuadas. 

El nivel 5 de alerta antiterrorista se mantendrá activado hasta, al menos, las seis de la tarde. Mientras tanto, el grupo nacional de lucha antiterrorista reúne de manera urgente a su gabinete de crisis. Cientos de niños permanecen en el interior de sus escuelas, la Universidad de Utrecht continúa sus clases con la llave echada y numerosos agentes se han desplegado para vigilar los accesos a estos y otros edificios. 

«Si salimos es bajo nuestra responsabilidad»

«Impresiona mucho el ruido de las sirenas y los helicópteros, que llevan toda la mañana sonando», dice Andrea Cuesta, una joven española que estudia en la ciudad. Esta geóloga se encontraba en el interior de la universidad cuando ha recibido la noticia: «Al principio no era muy consciente de lo que estaba pasando. Estoy con otros estudiantes holandeses y se comentaban diferentes opciones, había pocos datos…». 

Andrea, que permanece a esta hora en el interior del campus en el que estudia, al noroeste de Utrecht, señala que a las 12.30 la dirección de la universidad ha dado la orden de no salir a estudiantes y personal docente que se encontrara en el recinto. «Han cerrado los edificios y personal de seguridad se ha puesto en las puertas diciendo que si queríamos salir era bajo nuestra responsabilidad», cuenta la joven, que añade que «ahora mismo están anotando los nombres de la gente que sale».

Aunque no se desplaza a clase en tranvía, el medio de transpote en el que Gökmen Tanis ha abierto fuego a su paso por 24 oktoberplein, Andrea suele utilizar la bicicleta o el autobús. «Ahora mismo no sé cuál de los dos me da más confianza«, comenta mientras toda la red de transporte público se encuentra paralizada.

Sobre la posibilidad de volver a casa pasada la hora acordada por el Gobierno para mantener las máximas medidas de precaución, esta joven estudiante indica que ni ella ni quienes le acompañan saben cómo volver a casa. «La verdad es que no han dicho nada por megafonía y toda la información nos llega de redes sociales o familiares/amigos. Conozco gente que está trabajando en otros pueblos y que no sabe cómo van a poder regresar», apunta.

Paco de Celis es otro joven español residente en Utrecht que, como Andrea, asegura sentir «un poco de miedo y desconcierto». Paco se encontraba en su puesto de trabajo cuando han saltado las alarmas. Tras el atentado, ha dejado un mensaje a través de su cuenta de Twitter para tranquilizar a sus allegados. 

«Trabajo en Overvecht, a unos 3 km de dónde ha sucedido todo. Aquí lo hemos escuchado todo en la radio. A todos nos han dado la orden de no salir de nuestros puestos», comenta, señalando también el sonido constante de helicópteros y sirenas de policía.

A este joven, que continúa encerrado con sus compañeros, le preocupa la situación de su novia, quien permanece también en su lugar de trabajo, el centro comercial del centro de Utrecht «donde han cerrado todas las tiendas con cancela y no permiten acceso de salida ni entrada a absolutamente nadie», comenta Paco, y añade: «Mi mayor preocupación es no poder sacarla de allí ahora mismo».

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