La trágica historia del alemán que negó el saludo a Hitler
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Es una de las imágenes históricas de la Alemania nazi de mitad de la década de los años 30 más curiosas que existen. La de un alemán negándose a realizar el saludo oficial a Adolf Hitler. Aquel alemán era August Landmesser y su historia estuvo marcada por la tragedia.
El saludo nazi era obligatorio y no hacerlo podía considerarse un desafío al Tercer Reich y su líder. Landmesser se había unido al partido Nazi en 1931, pero fue expulsado en 1935 cuando se supo que se había comprometido con una mujer judía llamada Irma Eckler.
Las Leyes de Nuremberg promulgadas en aquella época impidieron a August e Irma casarse. Ambos fueron padres de una niña en octubre de 1935 de una niña llamada Ingrid que fue la que reconoció a su padre en la famosa instantánea.
Una foto que fue tomada en una manifestación de 1936 y en la que Landmesser decidió cruzarse de brazos en medio de una marea que alzaba el brazo durante el bautizo de Hitler a una nueva nave de la armada alemana, convirtiéndose la imagen en una de las más famosas de aquel 1936 en la Alemania nazi, tal y como recuerdan desde Gizmodo.
Al año siguiente, en 1937, Landmesser trató de huir de un país que renegaba de él e irse con su familia a Dinamarca. Fue detenido en la frontera y de nuevo se topó con las Leyes de Nuremberg, por las cuales fue acusado de «deshonrar a la raza» y de «infamia racial». Al año siguiente sería absuelto, pero obligado a romper su relación con Irma Eckler, algo a lo que se negó y que le costó tres años de condena en un campo de concentración.
Por su parte, Eckler, que estaba embarazada otra vez, fue arrestada y llevada a otro campo de concentración, donde dio a luz a Irene, la segunda hija de la pareja y a la que nunca vio August Landmesser.
Irma Eckler fue asesinada en aquel campo de concentración y August Landmesser acabó siendo reclutado para la guerra y declarado desaparecido meses después.