La parisina catedral de Notre-Dame, el monumento religioso más visitado de Europa, devorada por un incendio

NOELIA PÉREZ – AGENCIAS / VÍDEO: ATLAS

Rodeada de mangueras

Eran las 18.50 horas de la tarde de este lunes cuando todo París vislumbró una potente columna de humo y llamas que salía de uno de los templos más emblemáticos de la capital gala, pero también del mundo: la gótica catedral de Notre Dame.

Habían pasado tan solo cinco minutos desde que el monumento había cerrado sus puertas al público, y parisinos y turistas que se encontraban en sus alrededores, en la famosa isla de la Cité del río Sena, tuvieron que ser desalojados por los bomberos para evitar daños personales debido a la virulencia de un incendio que, en cuestión de minutos, devoró y convirtió en cenizas primero la aguja central, que mide más de 93 metros de altura, y después buena parte de su tejado.

La Policía francesa acordonó la zona y, de acuerdo con informaciones aportadas por medios galos, el incendio podría estar ligado a las obras de restauración que se estaban efectuando precisamente en toda la parte superior de la catedral, pese a que sus operarios no se encontraban trabajando en el momento en el que se inició.

La Fiscalía de París abrió una investigación, de la que se hizo cargo la Policía Judicial, para determinar las circunstancias en las que se produjo el incendio.

La estructura, a salvo

La intervención de unos 500 bomberos, uno de los cuales resultó herido grave, logró salvar tanto la estructura del templo como las dos grandes torres del pórtico, y evitó que se redujera a cenizas una obra que desde hace ocho siglos se ha convertido en un símbolo de la ciudad y que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha prometido reconstruir, informa Efe. 

«La reconstruiremos todos juntos», aseguró el presidente, al borde de las lágrimas, desde la explanada del templo, donde anunció una colecta nacional e internacional, e hizo un llamamiento a las donaciones para financiar las obras que devuelvan a Notre Dame el esplendor perdido.

Los cañones de agua, que vistos desde la distancia parecían los arbotantes que sujetan las paredes de la catedral, lograron imponerse al avance del fuego, aunque no evitaron que dos tercios de su cubierta, al igual que su célebre aguja -ambos añadidos al templo gótico en el siglo XIX-, quedaran totalmente destruidas.

El fuego también dañó buena parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo. El tesoro no se vio afectado, pero sí algunos de los mayores retablos, que no pudieron ser salvados.

En plena reforma

Este edificio es uno de los más antiguos de estilo gótico que existen, ya que comenzó a construirse en 1163 y se finalizó en 1345. Con el paso de los años ha ido pasando por varias reformas, entre ellas, la que estaba siendo sometida en la actualidad: un proyecto de 6 millones de euros para renovar la aguja del templo —añadida en el siglo XIX— que esperaban finalizar en 2022. La estructura del templo soportaba 250 toneladas de plomo y 500 de madera y, desde hace días, estaba rodeada de un andamiaje de hasta 100 metros de altura.

La catedral de Notre Dame es uno de los lugares, junto a la Torre Eiffel, más turísticos de Francia: cerca de 13 millones de personas la visitan cada año, según datos de la Oficina de Turismo y de Congresos de París. Y, además, se ha convertido en el monumento religioso más visitado de Europa. Parte de su fama se debe a que Víctor Hugo la convirtió en el hogar de Quasimodo en 1923 en Nuestra Señora de París, película que después, en 1997, versionarían Gary Trousdale y Kirk Wise con El jorobado de Notre Dame.

«Pensemos en todos los católicos y todos los franceses. Como todos nuestros compatriotas, estoy triste al ver que esta parte de nosotros se quema», escribió en Twitter el presidente francés, Emmanuel Macron, al enterarse de la noticia. Después canceló una alocución televisada que tenía programada para ir al lugar del incendio y ver cómo avanzaban las tareas de extinción junto al fiscal de París, Rémy Heitz y la alcaldesa de la capital, Anne Hidalgo.

«Se necesitarán años de trabajo» para reconstruirla, declaró, por su parte, el presidente de la Conferencia de Obispos de Francia, Eric de Moulins-Beaufort. «Todo arde. Toda la estructura, que data del siglo XIX en un lado y del XIII en el otro… No quedará nada», llegó a lamentar también el portavoz de Notre-Dame André Finot. «Los objetos sagrados se conservan en la sacristía», añadió esperanzado en que las llamas no alcanzaran esa zona.

Conmoción en todo el mundo

El grave incendio, transmitido por las televisiones en tiempo real, ha conmocionado al mundo, que no cesa de lamentar con estupor el suceso acaecido a un templo símbolo de París, de Francia, su historia y del mundo católico.

Las iglesias cristianas en Tierra Santa manifestaron que rezan por la catedral y expresaron su «solidaridad con la Iglesia en Francia, especialmente durante la Semana Santa (…) y deseamos lo mejor a esta Iglesia y a sus fieles», señaló el asesor de líderes de la Iglesia en Tierra Santa, Wadie Abunassar, informa Efe.

El Vaticano recibió con «incredulidad y tristeza» la noticia del «terrible» incendio. El portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, mostró la «cercanía» del Vaticano a los católicos franceses y a los parisinos y aseguró oraciones por los bomberos y todos aquellos que se esfuercen en «hacer lo posible para afrontar esta dramática situación», concluye el comunicado.

«Qué triste espectáculo. Qué horror. Comparto la emoción de la nación francesa, que también es la nuestra», dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien recordó que Notre Dame pertenece a toda la humanidad. «Ha inspirado a tantos escritores, tantos pintores, tantos filósofos, a tantos visitantes venidos de todas partes», consideró.

Desde España, el rey Felipe VI se mostró seguro de que la catedral parisina «resurgirá de sus cenizas»: «El pueblo francés la reconstruirá, la levantará sin duda de nuevo. Y estaremos ahí; el mundo entero está y estará con Francia. La catedral de Nôtre Dame resurgirá de sus cenizas», tuiteó el monarca. Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también utilizó las redes sociales para mostrarse compungido: «Es una triste noticia para nuestra historia y nuestro patrimonio cultural universal».

El polémico ‘consejo’ de Trump

Al otro lado del Atlántico, el presidente de EE UU, Donald Trump, llegó a sugerir el empleo de aviones cisterna para apagar las llamas de Notre Dame, según dijo en su recurrida cuenta de redes sociales. «Tan terrible ver el inmenso incendio en la catedral de Notre Dame en París. A lo mejor, se podrían emplear aviones cisterna para apagarlo ¡Hay que actuar rápido!», escribió.

La sugerencia que no gustó mucho a las autoridades en París, que a través del secretario de Estado francés del Interior, Laurent Nunez, rechazaron las críticas recibidas por las redes sociales a tal respecto. «El lanzamiento de agua desde el aire habría sido extremadamente peligroso», aseguró.

Mientras, la primera ministra británica, Theresa May, mostró también su apoyo a Francia: «Mis pensamientos esta noche están con las personas de Francia y con los servicios de emergencias que luchan contra el terrible incendio en la catedral de Notre Dame». También la canciller alemana, Angela Merkel: «Estoy apenada por esas terribles imágenes», dijo en un mensaje difundido a través de la cuenta en Twitter de su portavoz, Steffen Seibert.

Y en Nueva York, el secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró «horrorizado» por las imágenes del incendio de Notre Dame, «una joya única del patrimonio mundial que reina sobre París desde el siglo XIV», señaló en francés a través de su cuenta de Twitter.

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