Europa pone el foco en la conciliación familiar y en los permisos de paternidad

B. RODRÍGUEZ

Mujer paseando el carrito

Un eurodiputado finlandés pactó con su mujer que él estaría unos años en política para después darle paso a ella. Y así lo ha hecho. Ha renunciado para quedarse en casa y que ella desarrolle su carrera profesional. No es ciencia ficción. Es un hecho verídico narrado por la eurodiputada del PPE Teresa Jiménez-Becerril durante una jornada sobre Igualdad de género y conciliación celebrada en Sevilla y organizada por la Oficina del Parlamento Europeo en España dentro de la iniciativa Europa en mi ciudad.

Precisamente sobre esta materia versa una directiva que se encuentran debatiendo estos días en Bruselas para, en diciembre, votar al respecto. Los 28 países miembros buscan alcanzar un acuerdo que promueva unas condiciones de trabajo más flexibles y que establezca unos mínimos a nivel europeo en materia de permisos para el cuidado de los hijos. Porque el problema, dicen quienes se sientan en el arco parlamentario europeo, es que «no hay mucha legislación comunitaria» al respecto.

«Las mujeres llevamos toda la vida conciliando. Lo que buscamos es que los hombres se incorporen a esa responsabilidad», explica la también eurodiputada Iratxe García Pérez (S&D), otra de las participantes en la jornada, que prefiere hablar de «corresponsabilidad» en vez de conciliación.

Entre las medidas que se han puesto encima de la mesa de la Eurocámara destaca el derecho a una baja de paternidad de al menos diez días, con una retribución mínima del 80% del salario bruto, y el derecho individual de cuatro meses de baja de paternidad no transferible hasta que el hijo cumpla 10 años, así como una baja remunerada para trabajadores que cuiden de familiares enfermos o dependientes. En estos dos últimos casos, con una retribución de, al menos, el 78% del salario bruto.  

Pero el camino se intuye largo. Así lo reconoce a 20minutos.es una de las eurodiputadas participantes en la jornada, que asegura que, «en el mejor de los escenarios», la directiva sobre igualdad y conciliación se aprobaría, «en el mejor de los casos», insiste, durante esta legislatura, que finaliza en mayo del próximo año. «Pero, la verdad, no creo que eso pase», concluye. Además, hay que tener en cuenta que cada país miembro de la Unión Europea cuenta con tres años para adaptar las directivas que se aprueban en el Parlamento.

Temporalidad y brecha salarial

Lo que está claro, a tenor de las cifras, es que el problema existe y hay que intentar atajarlo. Los datos al respecto son demoledores. En Europa, el 32,1% de las mujeres trabajaban en 2015 a tiempo parcial, frente al 8,9% de los hombres. La brecha salarial se situó un año después en la UE en el 16,2%, según Eurostat, y en el caso de las pensiones, en el 40,2%. En España, la situación no es mucho más halagüeña. Un 26,6% de mujeres entre 25 y 54 años empleadas y con un hijo trabaja a tiempo  parcial, frente al 5,1% de los hombres. La brecha salarial se sitúa en el 14,2% y la de pensiones, en el 36,1%.

Laura Baena, fundadora del Club de las Malas Madres y participante también en la jornada, aporta otro dato desesperanzador: seis de cada diez mujeres renuncian a su carrera profesional para ser madres, según el segundo estudio sociológico de la asociación Yo no renuncio.

«El hombre no ha entrado en el hogar en la misma proporción en la que ha salido la mujer al mercado laboral», explica Baena, que asegura que el 54% de las mujeres son responsables de las «tareas invisibles» en el hogar, por el 9% de los hombres. «Hay que educar en la corresponsabilidad. Nuestra generación tiene una responsabilidad para enseñar a nuestros hijos lo que nosotros no vivimos en nuestras casas», concluye.

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