El pueblo donde un McDonald’s se ha convertido en más que un restaurante

20MINUTOS

McDonald's de Saint Barthelemy

Dentro de un antiguo recinto vacacional en la pintoresca Île d’Oléron, frente a la costa atlántica de Francia, un grupo de personas  llevan días manifestándose con pancartas en favor del McDonald’s que hay en la isla y que defienden porque el desempleo es acuciante en la zona y el restaurante da trabajo a 77 personas.

Según cuenta el diario El País, el McDonald’s aquí es mucho más que un restaurante; es un punto de encuentro, una especie de ágora moderna y lugar de reunión y de intercambio social en una zona masacrada por el paro, las drogas y la crisis económica. Es por eso que muchos vecinos de Île de Oléron defienden, como lo hacía Astérix en la Galia contra el Imperio Romano, esta franquicia que genera puestos de trabajo y riqueza en esta zona tan castigada.

En cualquier caso la tradición reivindicativa de esta ciudad francesa no es nada nuevo. Si bien en la década de los 90 un granjero destruyó uno de estos restaurantes para protestar contra los aranceles estadounidenses al queso Roquefort y otros productos agrícolas franceses, el contexto de movilización actual es radicalmente distinto. Una lucha a la que se ha sumado, como personaje público ilustre, el líder del movimiento Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, que apoya sin fisuras la causa de los trabajadores.

No obstante, asociaciones ecologistas contra Greenpeace apuestan por la desaparición del restaurante con argumentos que van desde la oposición al modelo de consumo masivo capitalista hasta motivos medioambientales como las emisiones de dióxido de carbono o la gestión de residuos.Uno de los trabajadores de esta asociación, incluso, prometió prometió establecer una alternativa ecológica y sostenible a McDonald’s mediante la habilitación de un recinto ahora en desuso, tal y como cuenta el diario británico The Guardian.

Enfrente de la alternativa ecológica están los defensores de la franquicia que abogan por el derecho de la gente a comerse un BigMac si así lo desea. Y es que, desde aquella famosa protesta en los años 90, McDonald’s se ha convertido en una empresa de éxito en Francia, que sirve 2 millones de comidas al día.

«Esto no es guerra, es solo sentido común», dice el activista de Greenpeace, que añade: «Para mí, McDonald’s representa la Edad Media […] ¿Cuál es la huella de carbono de una franquicia de McDonald’s en un momento en el que enfrentamos el calentamiento global?». Además otro de los detractores, el hijo de un médico local, asegura que la Île de Oléron será la primera en sufrir el aumento del nivel del mar y el aumento de la cantidad de residuos plásticos que se tiran al mar. «Si queremos sobrevivir como una isla, tenemos que hacer las cosas de otra manera diferente», afirma.

Pero el desempleo es alto en esta zona de Francia y la mayoría de los vecinos apuestan por blindar los 77 puestos de trabajo que genera el restaurante. «No se puede evitar que las personas coman lo que elijan. McDonald’s podría ser una oportunidad económica, crear empleos y aportar dinamismo «, dice uno de ellos.

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