El papa Francisco pone freno al negocio en el santuario de Lourdes

AGENCIAS / VÍDEO: AGENCIA ATLAS

  • El pontífice busca «acentuar la primacía espiritual» sobre el aspecto empresarial y financiero.

Souvenirs en Lourdes

El fervor religioso pone a millones de personas a los pies de la virgen de Lourdes (Francia), pero a pocos metros del santuario mariano, lo espiritual deja paso a lo material. «Esto parece Benidorm», comenta una peregrina española.

Las tiendas de souvenirs hacen su agosto todo el año. A precios muy elevados se compran rosarios, medallas, llaveros con caras de santos y, sobre todo, velas. «Esto ocurre en todas partes, no solo en aquellos sitios que tienen connotaciones religiosas», asegura otro visitante del santuario.

Por este motivo, el papa Francisco envió hasta allí —de manera temporal— al delegado pontificio, que tiene las labores de un interventor, para que este centro sea «cada vez más un lugar de oración y de testimonio cristiano» y ante la tentación de caer solo en el aspecto financiero.

Tal y como informó esta semana el Vaticano a través de una nota publicada en su página de información por su director editorial, Andrea Tornielli, Francisco optó por enviar para esta misión al obispo auxiliar de Lille, Antoine Hérouard.

La decisión, según Tornielli, tiene como objetivo «acentuar la primacía espiritual sobre la tentación de subrayar demasiado el aspecto empresarial y financiero, y quiere promover cada vez más la devoción popular que es tradicional en los santuarios».

El papa «se preocupa particularmente por el cuidado de los peregrinos» y «quiere que los centros de devoción mariana se conviertan cada vez más en un lugar de oración y de testimonio cristiano que responda a las necesidades del pueblo de Dios«, puede leerse en la carta enviada por el pontífice a Hérouard.

Algunos de los peregrinos se han mostrado a favor de la espiritualidad que pide el papa. «Me parece justo, porque aquí hay mucho negocio, y todo carísimo«, comenta una mujer, mientras que otra peregrina insta al pontífice a «que empiece por Roma» y mire primero lo que ocurre en el Vaticano.

Los comerciantes, por su parte, prefieren no opinar sobre los grandes beneficios del turismo de la fe.

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