El nuevo Al Shabab de Mozambique decapita a diez personas

EFE

  • El grupo islamista no tiene vínculos con los yihadistas somalíes del mismo nombre.
  • Intentan mantener el comercio ilegal de madera, marfil y rubíes.

Cabo Delgado, Mozambique

Diez personas fueron decapitadas este lunes en una localidad del norte de Mozambique presuntamente por miembros de un nuevo grupo islamista radical que opera en esa región desde hace unos meses y que lleva el mismo nombre que el yihadista somalí Al Shabab, con el que no tienen vínculos, según la televisión pública.

En el último ataque de este nuevo grupo armado en la localidad de Olumbi, en la provincia septentrional de Cabo Delgado, la televisión pública mozambiqueña TVM, que junto con las fuerzas de seguridad y los políticos es la única entidad con presencia permanente en la región norte del país, informó de esas decapitaciones.

El administrador de la provincia de Palma, donde se encuentra Olumbi, David Machimbuko, confirmó a la TVM la acción, sin dar más detalles.

El grupo Al Shabab busca causar inestabilidad en Mozambique y permitir que siga el comercio ilegal de madera, marfil y rubíes, que reporta a las redes criminales millones de dólares anuales.

No tiene vínculos directos con el grupo homónimo somalí, ni busca crear un Estado islámico del norte de Mozambique, según el profesor universitario y estudioso del grupo João Pereira.

Ola de violencia

La señal de alarma saltó el 5 y el 6 de octubre pasado, cuando unos 30 hombres atacaron tres puestos de policía del distrito de Mocímboa da Praia, en Cabo Delgado.

Ahí comenzó la violencia en la región, con acciones contra otros distritos e instituciones del Estado, en los que no hay un número oficial de muertos, pero que los testigos cifran en centenares.

El ministro mozambiqueño de Defensa, Atanásio M’tumuke, quien visitó recientemente Cabo Delgado, aseguró que la situación está «controlada» y prometió que el Ejército perseguirá de campamento en campamento al nuevo grupo, una amenaza emergente que el país afronta mientras aún busca la paz definitiva.

Una paz rota en los últimos años por ataques esporádicos de la opositora Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), secuela de la guerra civil que, entre 1977 y 1992, dejó un millón de muertos.

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