El chef que ha plantado cara a los veganos: «No imaginaba el apoyo que tendría»

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El restaurante Antler Kitchen and Bar de Toronto lleva meses siendo escenario de un triste enfrentamiento entre activistas veganos y el dueño del establecimiento, el chef Michael Hunter, quien el pasado el 27 de marzo llegó a salir de las cocinas con un cuchillo de trinchar y una pata de ciervo para cortarla en una improvisada mesa de carnicero en que había convertido una de las que tenía en su terraza. Una vez allí procedió a cortar la pata de ciervo frente a una docena de activistas que se encontraban frente a él. ¿Cómo se había llegado a esta situación cuando el propio Hunter se había declarado semanas antes defensor de la cría ética de los animales?

En diciembre, uno de los empleados del Antler había escrito en la pizarra para anunciar menús un mensaje que llamó la atención de los defensores del veganismo: «El venado es el nuevo kale«. Esto provocó semanas y semanas de protestas frente al local por parte de veganos, «algo que ha acabado por afectar al negocio», declara Hunter en The Guardian.

Meses de protestas de activistas a las puertas del Antler habían acabado con la paciencia de Hunter, que decidió responderles de una forma que los veganos allí presentes recogieron en vídeo y fotos convirtiendo el momento de la pata de ciervo en noticia nacional e internacional, así como fenómeno viral en las redes. El debate estaba en todos los lugares de Canadá, incluido el programa Top Chef Canada, donde los jueces tuvieron que ‘mojarse’ sobre ella, posicionándose en favor del chef.

«Mirad, el dueño, un cazador, sonríe. ¡Se regocija con el desmembramiento de un animal!», recogía en las redes Len Goldberg, uno de los activistas que presenció la escena de la pata de ciervo y transmitido varias protestas en vivo a través de su página de Facebook.

Marni Ugar, la activista que planeó la protesta original, insiste en que todo el incidente ha sido sensacionalizado por los medios que vieron a los veganos indignados y ahora acusa a estos de dar una imagen de ellos «como si estuviéramos locos«. «Está claro que he visto cosas mucho peores. Pollos y vacas en camino a la matanza, muchos desmembrados vivos… Al menos este ciervo ya no sufría», cuenta Ugar.

Hunter ha declarado estos días que sintió que no tenía más remedio que responder a los activistas aquel 27 de marzo. «Nuestra carta destaca alimentos de temporada y en ella las personas que comen carne encuentran destacada la carne de venado, jabalí, bisontes o patos«, explica. «Soñé toda mi vida abriendo Antler y hoy existe como un pequeño restaurante local especializado en cocina regional canadiense. Un grupo de manifestantes amenazó este negocio y mi respuesta, como cualquier otro propietario de negocio, fue defenderlo», explica.

«No imaginaba el nivel de apoyo que obtendría», prosigue tras contar que ha recibido llamadas telefónicas, correos electrónicos e incluso donaciones de personas de toda la ciudad como muestra de apoyo a su actuación. «No cambiaremos lo que somos«, asegura Hunter, que recuerda que estos veganos no han hecho nada contra The Black Hoof, uno de los restaurantes más apreciados de la ciudad, se sirve muchos de los tipos de alimentos que ofenderían a un activista indignado: lengua de vaca, tartar de caballo y, por supuesto, foie gras. James Santon, jefe de cocina del Hoof, ha respaldado a Hunter y ha recordado que el problema «no está en el consumo de carne sino en la ignorancia ya que si obtienes tu carne de manera ética, si tienes una relación profunda con tu comida, si sabes de dónde viene, sabes quién la crió, y sabes de qué se ha alimentado y cómo ha sido su vida, todo está hecho más que bien».

Precisamente esa fue la respuesta que Hunter le dio a su vecina Marni Ugar, quien a su vez cuenta que antes de iniciar las protestas trató de convencer a este en una reunión entre ambos en la que le invitó a eliminar elementos como el foie gras de su menú y ampliar las opciones para incluir alternativas vegetarianas y veganas.

Ugar se queja de que sus críticos le siguen preguntando por qué apuntó al Antler en lugar de, por ejemplo, un McDonald’s. En su opinión, no existe la carne de cultivo ético. «Ningún animal quiere morir», defiende ella. «Eso no es ético». También cuenta que mantendrán las protestas para que el mensaje vegano se expanda.

La activista reconoce que está siendo criticada incluso por otros colectivos veganos que están viendo en las protestas que duran meses una forma distorsionada de llevar su mensaje, como si ambas partes fueran enemigas. Sarah Bond escribía recientemente en la CBC que «están consiguiendo justo lo contrario, dar al Antler un impulso promocional».

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