Díaz-Canel pide el fin del bloqueo de EE UU en la ONU: «¡Aquí está la Revolución cubana, viva y pujante!»

EFE

  • Ha confirmado que su gobierno continuará con las ideas políticas del periodo de los Castro.
  • Agradeció a los líderes mundiales el rechazo que muestran ante el «bloqueo económico, comercial y financiero».

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel

Miguel Ángel Díaz-Canel, presidente de Cuba, ha confirmado este miércoles el continuismo de su Gobierno con las ideas políticas de Fidel Castro. Además, ha reclamado el fin del embargo de EE UU en su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

«Somos la continuidad, no la ruptura», expresó el sucesor de Raúl Castro, quien agradeció a los líderes mundiales el «rechazo casi unánime» que expresan «cada año» hacia el «bloqueo económico, comercial y financiero» impuesto sobre la isla.

«A pesar del bloqueo, la hostilidad y las acciones que ejecuta EE UU para imponer un cambio de régimen en Cuba, ¡aquí está la Revolución cubana, viva y pujante, fiel a sus principios!, afirmó.

Relación entre Cuba y EE UU

Emocionado por «hablar en la misma tribuna» donde 58 años atrás estuvo Fidel Castro, destacó la «abrumadora mayoría» que quiere seguir la obra del líder revolucionario y se mostró convencido de que la reforma de la Constitución ratificará «el carácter irrevocable del socialismo».

En su mensaje, Díaz-Canel hizo referencias al retroceso en la relación bilateral que viven Washington y La Habana, por la postura contraria del presidente Donald Trump al acercamiento impulsado por su antecesor, Barack Obama, y los incidentes de salud sufridos por diplomáticos estadounidenses en la isla, que aún se investigan.

«El Gobierno de EEUU se ha dedicado a fabricar artificialmente, con falsos pretextos, escenarios de tensión y hostilidad que a nadie benefician», afirmó el mandatario sobre una «retórica agresiva» que contrasta con sus «relaciones diplomáticas formales» y su cooperación «en un grupo limitado de áreas».

Insistió en que el elemento «esencial y definitorio» de la relación entre Washington y La Habana sigue siendo el embargo, pero la actuación del país vecino «va más lejos» e incluye «programas públicos y encubiertos de grosera intromisión en nuestros asuntos internos».

Latinoamérica y otros conflictos

Asimismo, acusó a la Administración de Donald Trump de seguir la Doctrina Monroe y atacar «con especial saña a Venezuela» mediante «intentos de intervención y sanciones» que «buscan asfixiarla económicamente y dañar a las familias».

Díaz Canel rechazó también los «intentos de desestabilizar al Gobierno de Nicaragua» y el «encarcelamiento con fines políticos» del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, además de reclamar la independencia de Puerto Rico y apoyar la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas.

En cuanto a conflictos internacionales, abogó por la creación de un Estado palestino, expresó su solidaridad por el pueblo saharahui, apoyó una solución en Siria «sin injerencia externa» y aplaudió el diálogo intercoreano.

Críticas a EE UU

El presidente cubano volvió a criticar a Estados Unidos, esta vez en el plano comercial, al afirmar que las «medidas punitivas contra China, la Unión Europa y otros países tendrán dañinas consecuencias, en especial para los estados en desarrollo».

Denunció «el uso de la amenaza y de la fuerza, el unilateralismo, las presiones represalias y sanciones que caracterizan» cada vez más a EE.UU, y su «uso abusivo del veto en el Consejo de Seguridad» para imponer su agenda política.

Además de criticar la salida de ese país del Acuerdo del París contra el cambio climático y de reclamar el cumplimiento del Acuerdo nuclear con Irán, Díaz-Canel respondió a unas palabras de Trump del pasado martes en las que atribuyó el hambre y la pobreza al socialismo.

«Son consecuencia del capitalismo», sostuvo, para arremeter contra la «falta de voluntad de los países industrializados», que aducen que «la humanidad no cuenta con recursos» cuando en 2017 «se derrocharon en gastos militares 1.740 millones de dólares, la cifra más alta desde el fin de la Guerra Fría».

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