Desconvocada la huelga que tenía sin combustible a Portugal y obligó al Gobierno a declarar la situación de alerta

AGENCIAS

Huelga de transportistas de carburante en Portugal

El Sindicato Nacional de Transportistas de Mercancías Peligrosas, que exige que se cree una categoría profesional específica para estos trabajadores, ha llegado a un acuerdo con la patronal durante la madrugada del miércoles al jueves. Esta reunión «decisiva», en la que ha mediado el Ministerio de Trabajo, se ha traducido en una desconvocatoria de la huelga.

El ministro de Infraestructuras luso, Pedro Nuno Santos, anunció en una declaración a la prensa en Lisboa que la normalización «será gradual», después del acuerdo alcanzado entre el sindicato y la patronal Asociación Nacional de Transportadores Viales de Mercancías (Antram).

«La huelga acabó, no hay ningún obstáculo a que la normalidad vuelva», aseguró el ministro, que recordó que no será «inmediato» porque hay gasolineras que están completamente sin combustible.

Este miércoles el Gobierno tuvo que declarar la situación de alerta y movilizar al ejército porque se habían quedado sin suministro servicios clave como los bomberos, la policía o los hospitales.

Este miércoles fue la tercera jornada consecutiva de paro y la primera bajo la alerta por crisis energética, que ya complicó el martes la actividad de los aeropuertos de Lisboa y Faro (sur) y el tráfico en las carreteras.

La confusión sobre los servicios mínimos y el desabastecimiento de la mayoría de las gasolineras marcaron el primer día de la «crisis energética» decretada en Portugal. Las filas para repostar vehículos se repitieron  desde primera hora en el país, y a alrededor del mediodía más de 2.700 del total de 3.068 estaciones disponibles presentaban falta de gasóleo, gasolina o ambos.

Ante la situación, los portugueses más cercanos a la frontera optaron por cruzarla y cargar el tanque en la vecina España para garantizar que no tendrán problemas en sus desplazamientos de Semana Santa.

El paro también afectó a los aeropuertos de Lisboa y Faro (sur) y llevó a más de 30 aviones portugueses a parar en el aeropuerto español de Sevilla para cargar combustible.

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