Cuarto sábado de protestas de los ‘chalecos amarillos’: cargas en París, 1.723 detenidos y bloqueos en la frontera

AGENCIAS / VÍDEO: AGENCIA ATLAS

Detenciones

Unos 10.000 manifestantes de los ‘chalecos amarillos’ han acudido por cuarto fin de semana consecutivo a los Campos Elíseos, en una protesta que ya va más allá de la subida de los impuestos sobre los carburantes para convertirse en una marcha a favor de la mejora de las condiciones de vida en el país, y contra el presidente, Emmanuel Macron. Durante la protesta, la Policía ha vuelto a emplear cañones de agua y gases lacrimógenos contra los manifestantes para evitar que sus acciones degeneren en escenas de guerrilla urbana como las que se vivieron hace una semana.

En el marco de esa misma estrategia, los agentes han realizado multitud de detenciones con carácter preventivo. Según ha informado el ministro de Interior, Christophe Castaner, las fuerzas del orden han llevado a cabo 1.723 detenciones en todo el país —donde se han concentrado en total 125.000 personas—, 1.082 detenciones solo en París. De entre esos detenidos, quedaron bajo custodia en comisaría 1.220 personas, precisaron hoy fuentes del Ministerio.

Además, al menos 135 personas, entre ellas 17 policías, han resultado heridas en las movilizaciones. De esas personas, 96 (10 de ellos agentes) son de París.

Atracciones de París, cerradas

La ciudad se ha protegido este sábado ante una nueva jornada violenta: han estado cerrados los principales museos y monumentos (como la torre Eiffel o el Louvre), los grandes almacenes y los comercios de áreas como el barrio de los Campos Elíseos, así como cerca de una cuarentena de estaciones del metro y de trenes de cercanías.

Unos 89.000 policías han sido desplegados en todo el país. De ellos, unos 8.000 han sido destinados a París para evitar que se repita el caos del sábado pasado, cuando varios alborotadores quemaron automóviles y robaron tiendas en el famoso bulevar de los Campos Elíseos, además de rayar el Arco del Triunfo con mensajes dirigidos al presidente Emmanuel Macron.

Durante la madrugada del sábado, las fuerzas del orden llevaron a cabo controles en los peajes de autopista de acceso a París, donde requisaron diverso material a ‘chalecos amarillos’ que acudían a la capital, como máscaras de gas, bolas de petanca y otros objetos contundentes.

Fuera de la capital, también hubo altercados en otros puntos a lo largo y ancho del país, como en Burdeos, Toulouse, Marsella, Lyon o Nantes, donde alrededor de 2.000 personas marcharon hasta la Prefectura (delegación del Gobierno) antes de que la situación degenerara en enfrentamientos con las fuerzas del orden, que utilizaron gases lacrimógenos.

La frontera con España, bloqueada

Al margen de las acciones violentas, los ‘chalecos amarillos’ han organizado bloqueos o filtrado el paso de vehículos en decenas de lugares por todo el territorio francés, en particular en algunos puntos estratégicos de la red de autopistas, como en las dos principales entradas desde España.

La acciones organizadas en el peaje de Biriatou en el País Vasco en la A63 y en Le Boulou en la A9, junto al paso fronterizo por Cataluña, provocaron filas kilométricas.

El primer ministro, Édouard Philippe, ha estimado que el dispositivo de seguridad esta vez ha permitido que se respete la ley y ha insistido en que ahora es hora del diálogo que su Gobierno ha empezado, y que él puso en práctica el viernes al recibir a una delegación de ‘chalecos amarillos0’. Se espera, además, la reacción del presidente de Francia, Emmanuel Macron, después del silencio que ha mantenido toda esta semana y que aporte elementos para ese diálogo

El «cuarto acto»

A través de las redes sociales, los manifestantes han descrito este fin de semana como el «cuarto acto» de un dramático reto a Macron y sus políticas.

Las protestas de los ‘chalecos amarillos’, un movimiento llamado así por las chaquetas fluorescentes que los automovilistas franceses deben llevar en sus vehículos, comenzaron en noviembre debido a los problemas que produjo en los presupuestos de las familias un aumento del impuesto a los combustibles.

Desde entonces, las manifestaciones han crecido y se han convertido en una rebelión, a veces violenta, contra Macron. El movimiento ha sido difícil de manejar debido a que no tiene un líder formal.

Las autoridades dicen que las protestas han sido apropiadas por elementos de extrema derecha y anarquistas, con tendencias violentas y que buscan propiciar el descontento social en un desafío directo a Macron y las fuerzas de seguridad.

Macron, cuya popularidad están en mínimos según sondeos, se ha visto obligado a dar marcha atrás y abandonar el impuesto a los combustibles.

A pesar de la decisión del Gobierno, los ‘chalecos amarillos’ exigen más concesiones, incluida una rebaja de impuestos, alzas salariales, menores costos de la energía, mejores planes de jubilación e incluso la renuncia de Macron.

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