Comían delante de sus hijos y les compraban juguetes que no abrían: Así era la ‘casa de los horrores’ de California

20MINUTOS.ES

Cuando California despertaba, los hijos del matrimonio Turpin podían irse a dormir. A pesar de haber estado encerrados durante años, los vecinos no tenían constancia de su existencia por una razón simple: no podían salir de casa ni mostrarse a la luz del sol. 

En total, David y Louise acumulan 38 cargos por haber mantenido a sus 13 hijos secuestrados en su propio domicilio. Tienen de 2 a 29 años, y lo que sufrieron dentro de su hogar ha hecho que se califique el lugar como la ‘casa de los horrores’ californiana. 

Los niños y jóvenes comían lo suficiente para no morir, aunque sus condiciones eran inhumanas: «La víctima de 29 años pesa alrededor de 37 kilos«, informó durante el juicio el fiscal del distrito de Riverside, Michael Hestrin. La menor de 17 años que consiguió escapar de casa tiene «el aspecto de una niña de 10 años», según los agentes a los que recurrió. 

Sin embargo, las torturas respecto a la comida no acababan ahí. «Estamos hablando de un abuso físico y emocional severo», se lamentó Hestrin en la rueda de prensa en relación al caso. «La pareja compraba comida y postres como tarta de manzana, que solían comerse delante de sus hijos».

Juguetes sin abrir

Según el procurador, «varias de las víctimas presentan deficiencias cognitivas y neuropatías» derivadas del maltrato extremo al que eran sometidos. Los niños más pequeños ni siquiera reconocen a un policía o un médico, y la menor de 17 años respondió extrañada cuando le preguntaron si en su casa había medicinas. 

La educación que recibían se limitaba en su mayoría a las clases en el interior de domicilio mediante una «escuela privada» registrada con el nombre de su progenitorA pesar de ello, algunos sabían escribir. De hecho, era una de las pocas cosas que tenían permitido hacer. «Los niños tenían permiso para escribir diarios, por lo que los investigadores están revisando cientos de cuadernos encontrados en el inmueble», explicó Hestrin durante la vista con los medios. 

Además de los textos, los agentes han encontrado montones de juguetes con algo en común: todos están intactos dentro de sus cajas, ya que los secuestrados no podían tocarlos. Tenían tan prohibido divertirse que los Turpin solían usar la excusa de que «jugaban» con el agua para amarrarles a muebles o columnas. Para evitarlo, los niños intentaban no mojarse el cuerpo más allá de las muñecas; las duchas estaban permitidas solo una vez al año. 

«Los castigos abarcaban palizas y hasta estrangulamientos. Cuando una de las niñas logró escapar de las cuerdas con las que estaban atados, pasaron a utilizar cadenas en los muebles». Así, amarrados a armarios y aparadores, fue como la policía encontró a tres de los niños al entrar en la casa. 

El juez que lleva el caso ha fijado una fianza de 24 millones de dólares, 12 por cada uno de los miembros del matrimonio. El juicio, que comenzará el 23 de febrero a la 1.30 de la tarde, determinará si los Trumpin son culpables de los cargos que se les atribuyen, que se pueden traducir en una pena de hasta 94 años. 

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