Chrysoula Archontaki, abogada en Lesbos: «La solución para los refugiados pasa por una Europa solidaria»

AMAYA LARRAÑETA

  • En lo que va de año han desembarcado en esta isla griega 6.302 solicitantes de asilo, un flujo tres veces mayor que el año anterior (1.600).
  • «Es esencial que haya procedimientos justos y transparentes para estas personas, porque pedir asilo es un derecho y no es un favor».

Chrysoula Archontaki

Chrysoula Archontaki es abogada griega y coordina al equipo de letrados internacional cofinanciado por Oxfam Intermón que asiste a los solicitantes de asilo a su llegada a Lesbos, Grecia. En lo que va de año han desembarcado en esta isla griega 6.302 solicitantes de asilo, un flujo tres veces mayor que el año anterior (1.600). Su trabajo consiste en asesorarles de cara a la primera entrevista, y única en la mayoría de casos, para que puedan tener más posibilidades de éxito en un proceso judicial de asilo, laberíntico y cambiante, propio de una Europa concebida como una fortaleza.

¿De dónde proceden las personas que llegan ahora a Grecia buscando refugio?
Recibimos personas de nacionalidad siria, afgana, congoleña, muchos iraquíes e iraníes. Hay quienes vienen huyendo de la guerra, como los sirios, pero otros escapan de situaciones vitales de riesgo, vienen porque no están seguros en sus países. Ya sea por su opinión política, por motivos religiosos o, muchos también, por razones de orientación sexual. También hay mujeres, por ejemplo, que huyen porque no cumplen con lo que se espera de ellas tradicionalmente como mujeres.

¿Vienen con una idea ajustada de cómo les recibirá Europa? ¿Con campos de refugiados en los que permanecerán durante meses?
Normalmente llegan y no saben ni donde están, hay veces que ni saben que esto es una isla (Lesbos). Les pillan los contrabandistas y les cruzan el Egeo, algo que para muchos es la primera vez que ven el mar. Les asusta tanto, dicen que cruzar se parece a atravesar un pasaje del terror. A veces llegan con informaciones erróneas, que dificultan su situación. Por ejemplo les dicen a los menores que digan que son adultos, que si no los devolverán a su país. Y no es así, revertir esa primera información es muy difícil.

¿Qué tipo de pruebas puede aportar un solicitante de asilo de su situación de riesgo, si vienen con una mano delante y otra detrás y de una travesía dura o larga?
Lo determinante es dedicar el tiempo suficiente a escuchar lo que tienen que decirnos. Dependiendo de cada historia nuestro trabajo consiste en ver qué se puede conseguir como prueba. Si un solicitante te cuenta que ha estado en un hospital, tal vez puedas obtener algún documento. Si ha habido persecución ideológica, puede que haya pruebas en redes sociales, como textos compartidos con amigos… Pero a muchos les da miedo hasta contárnoslo. Hay que ganarse su confianza y respetar que lo primero es su seguridad. En muchas ocasiones siguen sintiéndose perseguidos en Grecia, incluso por su comunidad, por ejemplo en casos de orientación sexual.

¿Cuánto tiempo puede tardar el proceso de solicitud de asilo en primera instancia?
La gente que entra en la isla y no pertenece a una de las dos categorías especiales, la de los vulnerables y la de reagrupación familiar, se queda en la isla con restricción geográfica, sin permiso de ir al continente, muchos meses, hasta la resolución de su caso.

¿Hay una situación de embudo en Lesbos?
Sí llegan más personas que salen. Llegaron 6.600 y salieron en el mismo periodo menos de 5.000 (4.693).

Esos procesos tan prolongados hace que sean miles las personas que están a la espera en Lesbos, ¿cómo está siendo la reacción de la población local, que arrastra esta situación desde 2015?
La gente está cansada. En general la población local, en mi impresión, es bastante receptiva y entiende los motivos que hacen a la gente salir de sus países, pero por otro lado están cansados de la situación, y eso se nota. Se nota en las tensiones que ha habido.

De hecho en abril fue noticia que un grupo se enfrentó a mujeres y niñas solicitantes de asilo al grito de «hay que quemarlos vivos».
La impresión es que aquello fue un incidente puntual por parte de grupos de ideología de extrema derecha. No era la población de Mytelene (la ciudad), solo una reacción de una minoría de extrema derecha.

¿Diría que hay un embudo en Lesbos por culpa del fracaso de la política de reubicación europea?
La impresión es que entra más gente en Lesbos de la que sale a la península, porque allí también están saturados los recursos de acogida para refugiados. Y los que han llegado después del acuerdo de Turquía con la UE no son susceptibles de reubicación. Además, los procesos de reagrupación familiar van lentos.

¿Qué solución encuentra usted a estos flujos crecientes de refugiados, que también llegan a España y a Italia?
La solución no la tiene Grecia o España o Italia. La solución tiene que pasar por la solidaridad europea. Sigo creyendo que esto es un problema europeo y la solución tiene que venir de Europa, desde la solidaridad. Hay que buscar alternativas siendo fieles al respeto a los derechos humanos, a la dignidad de las personas, y al derecho a pedir asilo.

España está a punto de recibir a 629 personas a bordo del Aquarius y en junio ha recibido más migrantes y refugiados por vía marítima que Grecia o Italia ¿cuál es la clave legal en este caso?
Desconozco el protocolo en España, pero es esencial que haya procedimientos justos y transparentes para estas personas, porque pedir asilo es un derecho y no es un favor. Pero insisto, no se trata de un problema solo de España, o de Grecia, es que es un problema europeo y la solución es la solidaridad real y verdadera, un principio básico de la Unión Europea. La única manera de resolver la situación es un reparto equitativo de las responsabilidades entre los distintos países, según las posibilidades reales de cada uno.

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