Alan García, el presidente ‘precoz’ que acabó ensombrecido por la corrupción

C. GARCÍA

Alan García

La vida de Alan García, expresidente peruano, ha estado protagonizada por los grandes escándalos hasta el día de su muerte. Una vida llena tanto de triunfos como de caídas políticas que llega a su fin tras dispararse en la cabeza instantes antes de ser detenido en Lima.

Corrupción, delitos de sobornos y apropiación de fondos eran algunos de los delitos que han perseguido al peruano a lo largo de su carrera política. Ahora, el Poder Judicial buscaba al polémico expresidente tras las investigaciones por el caso de la constructora brasileña Odebrecht.

El exmandatario será recordado como el líder del Partido Aprista Peruano (PAP) que llegó a Casa de Pizarro como el presidente más joven de la historia de América Latina con apenas 36 años. En 1985 llegaba a la presidencia de Perú, donde inició sus primeros años como Jefe de Estado en armonía con el pueblo. Populares medidas al frente del país hicieron que el impetuoso Jefe de Estado se ganara el aprecio de sus compatriotas.

Pero, al frente del gobierno de un país, es extraño que el viento siempre sople a favor. Su vida cambió en pocos años cuando las acusaciones de corrupción mancharon su reputación. En 1992 empezó su huida hacia países extranjeros para escapar de las acusaciones por enriquecimiento ilícito y de los escándalos que marcaron su primer mandato.

Tras el auto-golpe de Alberto Fujimori, García paso a la clandestinidad y se refugió en la Embajada de Colombia en Lima. Más tarde, marchó al exilio rumbo a Colombia y luego a Europa, donde Francia se convirtió en su país adoptivo hasta que sus delitos prescribieron en 2001 y pudo volver a su país.

Vida de presidente

El primer gobierno de García, fechado entre 1985 y 1990, acabó por el colapso de la economía, tasas de inflación que evaporaron el poder adquisitivo y el descontento de los ciudadanos ante medidas catalogadas de «populistas». Otra losa en este mandato fue el fortalecimiento de Sendero Luminoso y la prolongada guerra interna.

García salía del país tras un resultado considerado como «desastroso» y la polémica de ordenar la matanza de presos por terrorismo en varios penales del país.

En 2006 volvía a convertirse en el presidente de Perú. Esta vez buscaba borrar la pésima imagen que dejó entre los peruanos en su anterior etapa al frente de país. García, a sus 57 años, conseguía una segunda oportunidad para dejar su nombre plasmado en la historia.

Nacido el 23 de mayo de 1949, Alan García, se licenció en Derecho por la Universidad de San Marcos de Lima, se doctoró por la Universidad Complutense de Madrid y amplió sus estudios de Sociología en La Sorbona y en el Instituto de Altos Estudios de América Latina de París. En 1979 regresó a Perú e integró la Asamblea Constituyente. Fue diputado por Lima en 1982 y consiguió el cargo de secretario general del PAP.

Carreta manchada por la corrupción

Una carrera truncada finalmente en noviembre de 2018, cuando el expresidente se encontró con la decisión del fiscal provincial José Domingo Pérez de prohibir al expresidente salir del país por un periodo de 18 meses mientras seguía siendo investigado.

Algunos documentos entregados por la empresa Odebrecht mostraban que el dinero que García recibió de la empresa provenía de una fuente ilícita. En busca de ayuda internacional, García solicitó en noviembre de 2018 asilo en la embajada de Uruguay en Lima alegando un caso de «persecución política». Semanas más tarde, Uruguay rechazó su propuesta y dejando al expresidente sin protección frente a la justicia peruana.

Lo que parecía una simple visita a su país para declarar en una cita con la fiscalía por el caso Odebrecht, se convirtió en la caída definitiva del líder. Y ya no pudo volver a España, lugar en el que residía en esos momentos.

Agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad acudieron este miércoles a la vivienda del exmandatario para detenerlo… pero García decidió renunciar a la vida, en la tarde de este miércoles 17 de abril, con un disparo en la cabeza.

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