Estudio refuta apreciación positiva de las visitas sorpresa de Medina

Los “grandes logros” del programa de las Visitas Sorpresa, presentados por el presidente Danilo Medina el pasado mes en Roma, Italia, principalmente en la reducción de la pobreza y la desigualdad en los campos de República Dominicana, fueron refutados por un estudio expuesto por el Centro de Investigación Económica y Social José Luis Alemán de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).

La investigación concluye en la “baja probabilidad de un impacto significativo de las visitas sorpresa” debido a que, pese a que se han invertido casi 2,000 millones de dólares (RD$98,000) en los seis años de Gobierno de Medina, los ingresos de la mayoría de las personas que residen en el campo provienen de actividades totalmente divorciadas de la agropecuaria.

Para llegar a esa conclusión, el estudio “Reflexiones sobre el Impacto de las Visitas Sorpresa”, realizado por Pedro Juan Rosario, usa como fuente informaciones de las instituciones del mismo Gobierno (Banco Central y el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD 2018), así como de organismos internacionales.

Cita el Boletín de Estadísticas Oficiales de Pobreza Monetaria, del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD 2018), que indica que desde el año 2012 hasta 2017 la pobreza monetaria en la zona rural se redujo de 49.3% a 29.6%; una reducción de 19.7 % y que estuvo asociado a que 1,249,401 personas superaran esa situación en el período indicado.

“Si aceptamos los datos oficiales sobre la reducción de la pobreza rural, causada principalmente por el incremento de los ingresos laborales, entonces hay que preguntar: ¿hasta qué punto las visitas sorpresa han impactado sobre el ingreso laboral de la población rural? La pregunta conduce a plantear algunas consideraciones sobre la ocupación rural que ayudan a entender las conexiones entre el ingreso laboral y la pobreza en la zona”, indica.

En ese sentido, agrega que, de acuerdo con la Encuesta de Fuerza de Trabajo (ENFT 2008-2015), los residentes rurales ocupados en la agropecuaria alcanzan 31.8% del total de los trabajadores en esas zonas en 2015, mientras que los que se dedican a actividades no agrícolas alcanzan 68.2% y que “probablemente ese número es mayor en 2018, según la tendencia”.

Los trabajadores del sector agropecuario se distribuyen en agricultores y trabajadores calificados de explotaciones agrícolas, 17.9% y peones agropecuarios, 13.9%, (la mayoría de este segundo grupo son haitianos), indica. La participación femenina en este sector es de 5.7%, “y reduciendo desde 2014, según ENCFT (en el discurso (del presidente Medina) se habla de una participación femenina de 31.2%).

En tanto que la población rural, cuyos ingresos provienen de actividades que no es de la agricultura figuran personal doméstico y afines, limpiadores, lavanderos y planchadores, vendedores y demostradores de tiendas y almacenes, conductores de vehículos de motor, personal de intendencia y de restauración, oficiales y operarios de la construcción (obra gruesa) y afines, vendedores de quioscos y de puestos de mercado, cajeros, taquilleros y afines, entre otros oficios.

“Cada vez, en mayor medida, los hogares rurales dependen de ingresos no agrícolas. No entender esta realidad podría crear serias distorsiones en el diseño de políticas”, sostiene la investigación.

Afirma que se podría argumentar que el dinamismo de la agropecuaria y “la creación de miles de nuevos empleos” impulsados por las visitas sorpresa, como se propaga en los medios, es lo que explica la reducción de la pobreza monetaria rural a partir de 2012”, pero que, “sin embargo, en primer lugar, según los datos del Banco Central, el aporte de la agropecuaria al PIB muestra una tendencia decreciente de 2007 a 2017, más en el caso de la ganadería que en la agricultura”.

Señala que desde 2012 hasta 2015 la tasa de crecimiento de la agropecuaria nacional se mantuvo por debajo de 3.0%, específicamente 2.4% en promedio; un crecimiento menor que lo ocurrido en los tres años anteriores -2009, 2010 y 2011- con 8.3% en promedio, y por debajo del crecimiento general de la economía que alcanzó un promedio de 5.5%. En el 2017 obtuvo nueva vez un crecimiento de 4.2 puntos porcentuales.

“Aunque el presidente Medina en su discurso dijo que “en los primeros años de funcionamiento (de las visitas sorpresa) se han generado decenas de miles de empleos vinculados a la actividad agrícola”, los datos oficiales hablan en sentido contrario. Entre 2012 y 2016, la Creación Neta de Empleo (puestos nuevos de trabajo) en la agropecuaria tuvo un resultado negativo, equivalente a -59,261, según ENFT; y entre 2014 y 2018 la creación de empleo fue de -13,142, según ENCFT. Es decir, en vez de crear, la agropecuaria ha perdido puestos de trabajo desde 2012, contrario a la intención expresada en el discurso del presidente Medina”, afirma.

Dice que un indicador interesante sobre este fenómeno es el número de los inmigrantes nacidos en Haití, residentes en la zona rural, ocupados principalmente en la agropecuaria, el cual, asegura, “ese número ha descendido”.

“Entre 2012 y 2017; ahora los inmigrantes haitianos residen mayoritariamente en la zona urbana (ENI 2012 y 2017). La razón parece obvia: las oportunidades de ingreso son más y mejores que en la zona rural. Por tanto, ni en términos de crecimiento ni de creación de empleos, la agropecuaria nacional puede mostrar un desempeño sobresaliente que pudiera haber generado un incremento del ingreso laboral, de tal modo que resultara en una reducción de la pobreza monetaria rural en términos agregados”, insiste.

Al comparar la declaración del presidente Medina, quien dijo: “Estamos muy próximos a la autosuficiencia alimentaria, supliendo el 85% de todos los alimentos que consume la población dominicana”, expresó que ese porcentaje “contrasta con el 60.6% que manifiestan los datos para 2017”.

Explica que, al extraer las cifras disponibles, en términos del valor de la producción, la importación y el consumo de alimentos en la República Dominicana, en primer lugar, hay que destacar que la canasta de alimentos de los hogares dominicanos está conformada por dos conjuntos de bienes: “El 52.5% son propiamente alimentos agropecuarios y el resto son alimentos elaborados, incluyendo agroindustriales”

Dice que en total, el gasto de los hogares dominicanos en alimentos fue de 281,878 millones de pesos dominicanos en 2017, distribuidos de la siguiente manera: 147,917 millones en alimentos agropecuarios y 133,961 millones en alimentos elaborados (Banco Central, IPC).

En las “Reflexiones sobre el Impacto de las Visitas Sorpresa” se detalla que sobre la base de los datos de la Dirección General de Aduanas (DGA), en 2017, según los cuales las importaciones de alimentos agropecuarios sumaron alrededor de 57,000 millones de pesos dominicanos, lo que representó el 38.5% del gasto de los hogares en ese tipo de alimento y significa que la producción agropecuaria nacional aportó el 61.5% (90,968 millones de pesos) del consumo de alimentos agropecuarios de los hogares dominicanos en ese año.