¿Cuánto vale saber hablar en público?

Existen habilidades que son imprescindibles en la forma que vivimos hoy. Ya sea para conversar con un grupo de amigos o para progresar en una carrera profesional.

Podría también preguntar: ¿cuánto cuesta no saber hablar ante los demás?

Ya en el colegio tenemos que hacer presentaciones que valen parte de la nota. Lamentablemente no todos los profesores saben evaluar, y lo más doloroso es que siendo una habilidad tan necesaria en la vida la mayoría de los centros educativos no la enseña… pero la evalúa.

Vemos cómo personas menos capacitadas logran ser aceptados en un empleo antes que otra que podría desarrollarlo mejor. Solo por haber tenido una buena entrevista de trabajo. Se preparó bien y supo decir lo que tenía que decir. Mientras el más capacitado en las funciones no vendió bien sus argumentos… ¿se puso nervioso? Quizá.

¿Cuántos empleados de poco valor escalan en la empresa solo por tener una forma adecuada de comunicarse? No hablo de una buena, sino “adecuada”. Es decir en el momento preciso lo que hay que decir. Si el jefe no sabe escuchar entre líneas o tiene miopía gerencial, el menos apto se quedará con la promoción.

Quisiera que la miopía gerencial no existiera, y formo a los administradores para ello, pero siempre existirá el que escuche más a la carreta vacía que a la que está cargada.

¿Qué podemos hacer por nosotros? Para mí la respuesta es obvia: desarrollar la habilidad de hablar en público. No es tan fácil para los que son tímidos y menos comunicativos, pero es posible. Trabajar las herramientas necesarias nos da la habilidad esperada.

Miedo escénico. Es generado en muchas ocasiones por nuestro pasado: padres extremadamente exigentes crían temores a cometer errores. Cursos competitivos sacan lo mejor de un porcentaje ínfimo del grupo haciendo que los demás prefieran no competir por no hacer el ridículo. Ambientes individualistas llevan a una gran mayoría a ocultarse, sintiendo protección al no exponerse… Una vez entendido de dónde llega el miedo, es hora de atacarlo. Una buena preparación sobre el tema y arriesgarnos a tropezar nos levantará la autovaloración y autoconfianza.

Preparación personal. Hablar de lo que no sabemos nos paralizará o nos hará decir cosas que no son. La solución es aprender de lo que nos toca hablar, o hablar de lo que sabemos. No es de tontos no conocer un tema, es de ignorantes. Podemos entender que ignoramos mucho más de lo que sabemos y aprender lo que tenemos que aprender, o creer que debemos saber de todo y ponernos la gran presión de sentirnos en falta cuando algo no es de nuestro conocimiento.

Utilizar las herramientas de apoyo. Muchos no saben cómo llevar a palabras lo que tienen en la cabeza. Retórica, lenguaje corporal, programas de apoyo audiovisual, etc., son herramientas que debemos dominar para que estén a nuestro favor y complementen nuestro instrumental. Saber preparar un mapa mental nos lleva a vaciar todo en una presentación sin la menor intranquilidad, por ejemplo.

Hay más habilidades que junto a estas y bien desarrolladas nos preparan para el mundo en que vivimos, donde convencer con la palabra es esencial para conseguir y mantener un empleo, un cliente y hasta buenas notas. Si quiere puede ver mi curso en video: “Cómo hablar en público”. Para mis lectores en especial por estos días a solo US$13: http://bit.ly/lectoreshp.