Cómo comprar un apartamento y no morir en el intento

La búsqueda de un apartamento puede ser tan difícil como una de las 12 labores de Hércules o un dilema más complicado que el nudo gordiano que solo Alejandro Magno pudo resolver, pero no es imposible y hasta se puede convertir en un proceso menos tedioso si uno mantiene la mente abierta y aprende de las vivencias de otros, por eso hoy veremos qué lecciones se pueden extraer de las experiencias de dos personas que lograron sobrevivir al acto de comprar un apartamento.

“En cuanto a mi experiencia comprando un apartamento, mi primer paso fue establecer exactamente el capital que tenía disponible y el límite del precio que estaba dispuesto a pagar porque no quería verme en la situación de tener un lugar donde vivir pero sin suficiente dinero para poder pagar la luz, gasolina, comida y otros detalles básicos. Fue entonces que empecé a aprovechar mi tiempo libre para realizar búsquedas en páginas de internet que manejaran información de viviendas en alquiler y en venta; también empecé a dar paseos en áreas donde me interesaba vivir y apuntar los números de los apartamentos que más me llamaron la atención; después de par de meses paseando y llamando, me di cuenta de que esto no era tan fácil como parecía; primero porque no encontraba precios remotamente cerca de mi límite establecido, y segundo porque era difícil mantener en orden todos los detalles de cada opción en mi lista (una sugerencia sería empezar con una lista con menos de 10 apartamentos).

Fue en el segundo mes de mi búsqueda que un familiar me recomendó una asesora inmobiliaria y eso sí que fue una gran ayuda porque se puede perder demasiado tiempo entre paseos y mis búsquedas por internet tampoco rindieron los frutos deseados.

Me puse en contacto con la asesora y, después de varias conversaciones para establecer qué tanto estaba dispuesto a pagar, las áreas en las que me interesaba vivir y cuál era mi visión de un hogar ideal, ella inició su búsqueda y yo quedé a la espera de su llamada. En menos de una semana recibí un correo con fotos y detalles de varias opciones y a partir de ese punto, por varios meses todos los sábados, nos reuníamos para hacer una gira de varios apartamentos que caían dentro de mis requisitos pero que, aún así, cada uno era una entidad completamente distinta de la otra, por lo que al final de cada gira necesitaba un tiempo para procesar todo lo que había visto. Aunque todas las opciones que mostraba eran buenas, siempre había algo que evitaba que dijera que sí, ya fuera la ubicación, el diseño del espacio, qué tan viejo era el edificio, el mantenimiento mensual, el estado del área común, el parqueo y un sinnúmero de pequeños detalles que hacen toda la diferencia cuando uno está en busca de su nuevo hogar.