BCE prepara el fin de su histórico programa de compra de deuda

El Banco Central Europeo (BCE) debería confirmar el jueves el fin de su histórico programa de compra de deuda pública y privada, lanzado en 2015, aunque debería mantener algún tiempo más sus medidas de apoyo a la economía.

Sin embargo, según Holger Schmieding, un economista de Berenberg, el fin del programa, llamado QE (siglas de “quantitative easing”, en inglés), “llega en un momento en el que la coyuntura en la zona euro muestras signos de debilidad”, por lo que el BCE “tendrá que dar explicaciones”.

Desde marzo de 2015 la institución de Fráncfort ha llevado a cabo compras netas de deuda pública y privada por valor de 2,6 billones de euros.

El programa ha logrado su objetivo de facilitar el crédito, apoyar la actividad económica y alejar el peligro de la deflación. Pero ahora parece menos justificado porque la zona euro lleva cinco años seguidos de crecimiento económico.

A pesar de este buen dato, es poco probable que el BCE endurezca ahora su política monetaria y “dejará abiertas varias opciones” para el futuro, pronostica Capital Economics.

Thomas Mayer, director del instituto Flossbach von Storch, de Colonia (Alemania), aseguró por su parte al periódico económico alemán Handelsblatt que el BCE “debería haber cesado su programa de expansión cuantitativa y su política de tasas de interés negativas desde hace mucho tiempo”, y que ahora se arriesga a “afrontar la próxima crisis sin ninguna preparación”.

Los observadores también creen que el banco revisará a la baja sus previsiones macroeconómicas para 2018 y 2019 y estarán muy atentos a sus estimaciones para 2021.

Mientras tanto, los mercados y las perspectivas de crecimiento económico siguen lastradas por el temor a la guerra comercial entre Estados Unidos y varios de sus socios.

En Europa sigue preocupando el futuro del Brexit, así como el conflicto entre Italia y Bruselas por su presupuesto.

El BCE tampoco podrá ignorar la situación en Francia, inmersa en un conflicto social por el movimiento de los “chalecos amarillos”, y donde el crecimiento será menos importante de lo esperado en el cuarto trimestre del año, según el gobierno francés y el Banco central del país.

En noviembre la inflación en la zona euro volvió a desacelerarse al 2% anual en octubre, aunque sigue por encima del objetivo del BCE (un nivel ligeramente inferior al 2%).

Se espera que el presidente del BCE, Mario Draghi, tenga en cuenta todos estos factores y el jueves mande un mensaje moderado, sin alarmismos frente al crecimiento.

Desde hace varios meses, la institución asegura que mantendrá sus tasas de interés a su nivel históricamente bajo, “al menos” hasta el verano de 2019, una fecha que debería irse concretando a medida que avance el año.

El final del programa QE no significa sin embargo que el BCE deje de tomar medidas de apoyo a la economía porque continuará inyectando liquidez en el mercado, reinvirtiendo sus reservas de obligaciones.

También se espera que el Banco central detalle el jueves como apoyará a la economía para mantener el tiempo que sea necesario condiciones de financiación favorables.

Por otra parte, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó este martes que el programa de compra de deuda del BCE es conforme al derecho europeo, respondiendo a un requerimiento del tribunal constitucional alemán.

El QE “no rebasa el mandato del BCE”, indicó el TJUE.

El tribunal constitucional alemán recurrió en agosto de 2017 a la justicia europea después de que varios políticos y universitarios alemanes consideraran que el QE sobrepasaba el mandato del BCE, cuya misión principal es garantizar un cierto nivel de inflación.