Aplicación selectiva del anticipo arriesga crecimiento productivo

SANTO DOMINGO. El anticipo tributario lleva años siendo el protagonista de una batalla que recién ahora parece cobrar una victoria, pero de doble filo. Días atrás el Gobierno anunció que el pago anticipado del Impuesto sobre la Renta (ISR) no se aplicará más a las microempresas, en el marco de un programa de simplificación impositiva y, si bien los empresarios valoran positivamente la medida, creen que la eliminación del anticipo solo para una parte del sector privado no resuelve los problemas de un sistema tributario que consideran complicado, injusto y que les resta competitividad.

Pero además, hay un riesgo adicional: que las empresas ya no tengan incentivos para crecer y, peor aún, que las compañías grandes y medianas tomen la decisión de desmenuzarse fiscalmente en varias microempresas para evadir un proceso mensual que dicen que las descapitaliza.

“Aunque se puede compensar al final del año, es un capital que se distrae. Que una empresa tenga que pedir prestado para pagar impuestos no tiene sentido”, señaló el presidente de la Confederación Dominicana de la Pequeña y Mediana Empresa (Codopyme), Isaachart Burgos.

El empresario señala que hay establecimientos que, por su naturaleza, se manejan con ventas a crédito, unas operaciones que cobrarán en unos 90 días o quizás más, pero que igual deben declarar ante la autoridad tributaria aunque no las hayan cobrado.

“El pago mensual del anticipo te obliga a disponer de parte de tu capital de trabajo para tú anticipar un impuesto. Lo que era transitorio se quedó como algo definitivo que nos impacta y te hace retener capital sin que tú sepas si al final del año vas a tener ejercicio, porque lo que tú vendes no es lo que ganas”, dijo Burgos.

Antes del año 2001 las empresas pagaban anticipos, pero cada cuatro meses, luego se cambió a un pago trimestral, y ahora es mensual.